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miércoles, 14 de noviembre de 2018
Los alfileres de Eva
Cuantas más variedades de cactus veo, más me gustan. Las formas que tienen, así como las flores que nos enseñan, llegada la época, son preciosas. Y además, son plantas que se suelen adaptar bastante bien a los climas extremos. No es que yo sea muy descuidada para regar las plantas, pero, a veces se me complica la tarea, porque hay zonas de difícil acceso para el riego en las que, sin embargo, quiero poner plantas.
Los días de verano, el sol azota de una forma realmente escandalosa en las zonas en las que no tenemos la humedad del mar para suavizar la temperatura. Es bastante difícil conservar en buenas condiciones ciertas plantas, por lo que mi afición a los cactus va en alza. Y eso, sumado al hecho de que, ultimamente, estoy descubriendo todo un mundo de luz y color, en cuanto a formas, variedades y tamaños de las plantas suculentas (que así se llaman aquellas que almacenan agua en el interior de sus hojas y tallos), he llegado a la conclusión de que pondré cactus en todas las zonas a las que no llegue la manguera para regar.
No sabía ni el nombre de esta planta, porque la crié a partir de un esqueje que me regaló mi suegra, y ella tampoco sabía cómo se llamaba. Lo cierto, es que cuando me empeño en encontrar algo, busco hasta que acierto a averiguar lo que necesite, así que, aquí tenéis, mis alfileres de Eva, que en breve, pasará de estar en maceta a tener un arriate para ella sola.
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