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jueves, 8 de noviembre de 2018

Conejitos


Esta planta la conocí hace años, durante una excursión que hicimos de clase, allá por la prehistoria, cuando estudiaba Magisterio. No recuerdo si eran jardines, pertenecientes a alguna otra escuela de las que hay por allí, o habían crecido silvestres. Lo que sí sé es que estaban en exterior.

Cuando la encontré en el vivero, la reconocí rápidamente, a pesar de que la primera que yo vi era de color blanco, y hacía ya muchos años. Y, a pesar de que yo la había visto creciendo a la intemperie, bajo los fríos extremos y las calores asfixiantes de Granada, me dio miedo de ponerla en el exterior. Me pareció delicada. También hay que reconocer que yo compro las plantas muy pequeñitas y tiernas, y no se defiende igual una que ya esté crecida, que una chiquitita.

He leído que resiste bien el sol, pero no aguanta las heladas. Yo la puse, donde pongo todas las que no me atrevo a exponer a riesgos, en el porche. Pero hace un par de meses la saqué fuera, y la coloqué a la sombra de una encina. Desde entonces está mucho más bonita, se ve que le han sentado bien los rayitos de sol que le dan.

Espero que su amiga la encina, la proteja este invierno de las heladas. Por ahora, está preciosa.

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