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domingo, 4 de noviembre de 2018

Compostaje casero



Como me gusta tanto investigar y experimentar, decidí el año pasado probar a hacer una compostadora. La idea era aprovechar los deshechos orgánicos de la casa y el jardín para reciclarlos en forma de abono.
Con cuatro palets de madera viejos, hicimos una estructura, sin base ni tapadera. No es esa la manera más adecuada, quizá, de hacerlo, puesto que había leído que lo ideal es tapar el compo para que la lluvia no lo mojase en exceso. Pensamos, sin embargo, que los palets tenían hueco suficiente como para que airease, y al fin, la base era la misma tierra del suelo, con lo cual, no habría problema para que expulsara el agua sobrante.
Comenzamos echando en nuestra compostadora hierbas frescas y secas, de las que se van quitando de los jardines y huerto, desechos orgánicos de cocina, como por ejemplo, pieles de vegetales y hortalizas, las hojas que se le quitan a las verduras, piezas de fruta que se iban quedando atrás en la nevera y acababan secas o medio estropeadas... todo, menos restos de comida cocinada, huesos, carne o pescado. Leí que no era conveniente echar a la compostadora ese tipo de desechos. También aprovechamos para poner ahí el producto de la limpieza de la cabreriza y el corral. Los excrementos de cabra y gallinas son excelente abono para la tierra, incluso si se mezclan con la paja que se usa para cubrir el suelo.

Hoy decidimos abrir nuestra compostadora para ver lo que había pasado con todos esos desechos. Yo pensaba que aún iba a encontrar ahí trozos de fruta podrida o cáscaras de patata secas. Pero no, para mi sorpresa, la naturaleza había hecho su trabajo y mi abono orgánico estaba perfectamente terminado. Salvo la capa más superficial, que es la de desechos que se han echado últimamente, todo lo demás era producto listo para usar.
Ahora podremos disponer de nuestro propio abono orgánico para alimentar las plantas del huerto de invierno. Me ha gustado la experiencia, y pienso repetir para el año que viene, aunque esta vez, el compo tendrá que pasar sin cáscaras de vegetales, porque desde que descubrí que a mis gallinas les encantan, ya no las uso para hacer abono.

En zonas de ciudad, donde es imposible hacer una compostadora para reciclar todos estos materiales orgánicos, también hay una manera de sacarles rendimiento.
Solamente necesitaréis una batidora vieja y un cubo.
Separar los restos orgánicos del plástico, papel o vidrio, es una práctica que ya, en casi todos los hogares, se ha convertido en rutina. Pues bien, solo se trata de añadir un poco de agua a nuestra basura orgánica vegetal, y batir muy bien con la batidora. Las cáscaras de huevo, aunque no son vegetales, también pueden ir en este contenedor, puesto que se encargarán de aportar mucho calcio a la mezcla, lo cual es muy beneficioso. Este líquido lo usaremos para regar la tierra de nuestras plantas. Los restos triturados se descomponen a una velocidad mucho mayor que si los dejamos enteros, y además, batiéndolos, evitamos que nos salgan hierbecitas no deseadas, a causa de las semillas de tomates, pimientos, y corazones de frutas.

La cuestión es, siempre, optimizar todos los recursos, y contaminar lo menos posible. ¡A compostar todo el mundo!

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