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domingo, 11 de noviembre de 2018

Ciervos en mi jardín


Paseando por el pueblo, vi en un escaparate un reno hecho con resinas que imitaban al tronco y las ramas de un árbol. Precioso, y además, una decoración que necesitaba urgentemente en mi jardín.
Llegué a casa, buscando por todas partes trozos de troncos que me pudiesen valer. Por supuesto que no iba a comprar imitaciones para armar mi manualidad, yo tenía que usar la materia prima de verdad.
No encontré todo lo que necesitaba, así que, mi marido tuvo que coger otra vez la motosierra...
Y, desde luego, yo no quería ni el mismo reno que había visto, ni quería uno solo. Desde el primer momento, me imaginé una familia de ciervos. Tenían que ser tres, para que hubiera de varios tamaños, y poder poner la miniatura, que tanto adorna siempre.
Inventamos mil maneras de sujetar las figuras en pie, pero no había forma. Tuvimos que hacer unas muecas en el tronco que iba a ser el cuerpo, para que las patas entrasen, y tuviese más firmeza. Después, compramos masilla de montaje, pero tardaba demasiado en secar, y se nos caían los ciervos.
Y, cada vez que se caían, yo me llevaba un disgusto mortal. Hasta que sacamos la pistola de pegamento caliente. Es mágica.
Lo que no consiguió la masilla en dos semanas, lo consiguió el pegamento caliente en dos minutos. Y eso que, según decían, el material se ponía duro como piedra una vez seco.
El caso es que le metimos una cantidad bestial de las dos cosas, y al final hemos conseguido que los ciervos lleven más de tres meses en pie, en plena calle, bajo la lluvia, el sol y los fuertes vientos que se dan por esta zona.
Les pusimos ojitos de los que se compran hechos, para que quedasen más graciosos. Y, con tapones de botellas de refrescos, hicimos las narices. La postura, la eligieron un poco ellos. Tuvimos que ponerlos de la manera que más firmes se quedasen. Y, para sujetarlos al suelo, una buena capa de mezcla, con algunas piedrecitas blancas incrustadas, que además de decorar, impide que salgan hierbecitas no deseadas.

Una manualidad que nos costó bastantes quebraderos de cabeza, pero con la que, al final, estamos muy contentos.

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