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sábado, 3 de noviembre de 2018

Romero, romero...


Es un imprescindible en cualquier huerto de aromáticas. El romero es una planta bastante resistente, tanto al frío extremo, como al calor intenso. No es exigente tampoco en cuanto al sustrato, de manera que podemos encontrarlo en cualquier parte, creciendo silvestre y sin necesidad de cuidados. De hoja perenne, tiene dos floraciones, una en primavera y otra en otoño. Sus flores, pequeñas, oscilan entre el color azul y el malva.
Su agradable aroma, su especial resistencia a las temperaturas extremas, y la majestuosidad con la que se desarrolla, lo hace ser muy usado como decoración, en jardines, parques y balcones.

Usado desde la antigüedad para aliviar los dolores musculares, también posee otras propiedades. Es un remedio eficaz para combatir los gases, antibiótico natural de los más potentes que existen, se usa en el tratamiento de afecciones digestivas, respiratorias, y para el cuidado de la piel, cabello y uñas.
Puede aumentar la presión arterial, por lo que es recomendable su uso solo en aquellas personas que tengan problemas de hipotensión. No es recomendable su uso en embarazadas.

En la cocina, también es un clásico añadir romero como aderezo de diferentes platos. Asados, salsas, marinados,... todos adquieren el toque mediterráneo tan característico de esta planta.

En torno al romero, hay además costumbres y tradiciones, procedentes de supersticiones antiguas. Es símbolo de amor y muerte. Las novias acostumbraban a llevar coronas de romero entrelazado, para asegurar el bienestar del matrimonio, y los cadáveres también lo llevaban en las manos, como símbolo de la inmortalidad del alma. Era costumbre también, en las casas, quemar romero, para alejar los malos espíritus y purificarlas. En semana santa, se bendice el romero en misa para repartirlo entre los fieles, quienes cantan el tradicional "romero, romero, que salga lo malo y entre lo bueno".

Naturaleza, arte, religión, tradiciones y gastronomía, se unen en esta preciosa planta, caracterizada, sin duda, por lo mucho que ofrece y lo poco que pide. Y además es un remedio para muchas dolencias...¿aún no tenéis un romero en casa?

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