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jueves, 1 de noviembre de 2018

Limones


Si tuviera que mencionar un remedio milagroso para casi todos los malestares, sin dudarlo un instante, diría que es el limón.
Su sabor, según mi criterio, define fuerza y eficacia. Nada hay más ácido según lo obtenemos de la naturaleza. Y no hay nada que lo pueda sustituir, ni en la cocina, ni en nuestra particular botica de alimentos limpios.
Fuente de vitamina C, capaz de alcalinizar nuestro organismo, aumentar sus defensas, y protegerlo así de enfermedades degenerativas, cáncer o infartos. Disuelto en agua y tomado en ayunas, depura el hígado y reestablece la hidratación perdida durante las horas de sueño. Ayuda a adelgazar y a conservar el buen estado de nuestros huesos, piel y vasos sanguíneos.
Ayuda con los problemas de acidez. Esto parece una contradicción, pero no lo es. Al ser el limón de naturaleza ácida, al llegar al estómago, estimula la secreción de jugos que lo neutralicen, y de esta manera, acaba con la sensación de ardor.
En mi caso, un vaso de agua con limón es capaz de aliviarme desde la pesadez de estómago hasta un dolor de cabeza. Mi indispensable en la cocina, aderezo perfecto para asados, marinados, y el toque mágico final para frituras.
Un vaso de agua con limón en ayunas, tomado regularmente, puede dar a nuestro cuerpo más beneficio que muchos medicamentos.
La cáscara de este fruto también es comestible, y contiene incluso más propiedades que la pulpa.
Usamos la parte amarilla de la piel, rallada, en repostería, para aromatizar bizcochos, bollerías y cremas dulces.
Y no solo nuestra cocina se puede beneficiar de las infinitas propiedades del limón. Es un potente desengrasante, que podemos usar en limpieza. Puede ser un magnífico ambientador natural. Podemos macerar limones cortados en aceite de oliva durante dos semanas, y tendremos el mejor aceite corporal para hidratar nuestra piel. Aclara, purifica, desinfecta y conserva. Elimina manchas.

Lo único que sí debemos tener en cuenta, es que el ácido del limón es bastante fuerte. Hay que tener cuidado con el esmalte dental, porque podría deteriorarlo si lo tomamos puro de forma continuada. No es aconsejable usarlo muy a menudo como blanqueante, aunque sí se puede hacer de forma esporádica, y es bastante eficaz. Hay mascarillas naturales para la piel, que también contienen limón en su fórmula. Aplicaremos estas soluciones preferentemente de noche, o cuando no vayamos a salir. El ácido del limón expuesto a los rayos del sol, puede ocasionar quemaduras que, seguramente, sean más visibles que la misma mancha que queramos disimular.

Todas las cosas, por muy buenas que sean, tienen siempre alguna observación que hacer en cuanto a su uso, pero los beneficios que nos aporta el limón, desde luego, son muy superiores a las precauciones que debemos tener en cuenta.

Confieso que soy, he sido, y seré por siempre, una fanática del limón. Lo considero... el multiusos de la naturaleza.

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