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lunes, 12 de noviembre de 2018
Pan precocido
Si habéis probado a hacer el pan casero, normal o de leche, que os puse en una entrada anterior, habréis comprobado que merece la pena dedicar unos minutos a su elaboración, porque no tiene nada que ver el sabor ni la textura, con los panes que se compran. Y sobre todo, últimamente, que la guerra de los precios hace que, cada vez, compremos más aire.
El problema del pan, es que es un alimento que, además de comerlo a diario, no está igual de bueno si es del día anterior. Deberíamos hacer una masa, cada vez que queramos tener un pan bueno encima de la mesa, y eso, muchas veces, no es posible, o simplemente, nos da pereza.
Hay una manera de solucionar esto. Un día, que tengamos más tiempo, o nos encontremos con ganas de entrar en la cocina, hacemos unas cuantas masas. Se meten en el horno y se dejan subir. Cuando el pan empiece a tener el primer tono dorado, sacamos inmediatamente y dejamos enfriar.
Hacemos lo mismo con todas las masas que hayamos hecho, y después, metemos cada pan en una bolsa.
Podemos conservar este pan precocido en la nevera durante dos o tres días sin problema, o en el congelador, por mucho más tiempo.
Cuando necesitemos uno de estos panes, solo tendremos que volver a colocar en el horno, y terminar la cocción, hasta que esté dorado. El resultado, sobre todo en el caso de que usemos solo la nevera para conservar, es tan parecido al de hornear en el momento, que apenas notaremos la diferencia.
Es una buena idea, para poder comer pan natural y recién hecho cada vez que queramos.
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