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domingo, 4 de noviembre de 2018
Incienso
Esta es otra de las plantas que tampoco pensaba que iba a ser fácil de conseguir. Y no es que sea una planta rara, de hecho, yo ya la había visto en muchos sitios, pero no sabía que era incienso. Sin embargo, al igual que la planta de curry, parece ser que tampoco es este el mismo incienso que se usa para los botafumeiros de las iglesias o para las barritas de olor.
Es una planta colgante, de hojas de un verde vivo, ribeteadas en color crema. Su valor ornamental no reside en sus flores, que son demasiado pequeñas, sino precisamente, en la originalidad de sus hojas, la rapidez de crecimiento que tiene, y su intenso aroma.
Como todas las aromáticas, también el incienso tiene propiedades terapéuticas. Es uno de los antiinflamatorios naturales más efectivos que existen, y también es antibacteriano. Adecuado para tratar enfermedades que cursan con inflamación, así como eccemas en la piel, infecciones y catarros. Sin embargo, el uso de la planta del incienso es solo aconsejado a nivel tópico. No es seguro para nuestro organismo tomar incienso por vía oral, a menos que haya sido procesado en laboratorio, y podamos confiar en que está preparado para consumir.
Es un excelente repelente de mosquitos, como todas las aromáticas que tienen un olor fuerte.
Y, por muy aromática que sea, a mí no me gusta poner en mi arriate plantas que no se pueden comer. De todas maneras, tampoco hubiese podido, porque el incienso requiere unos cuidados un tanto especiales.
Es buena idea colocarlo en interior, siempre y cuando el espacio en donde se encuentre sea bastante bien iluminado. También puede estar en el jardín, pero siempre al abrigo de otras plantas más grandes, o resguardado de alguna manera del sol directo, las heladas y las lluvias intensas.
No admite demasiada humedad. Lo ideal es esperar a que la tierra esté completamente seca, antes de volver a regar. Por eso, decidí colocarlo en maceta, dentro del porche, para poder ajustar los cuidados a las necesidades de mi planta de incienso.
A día de hoy, mi porche parece un jardín botánico. Todas las plantas que no me atrevo a exponer directamente al sol o a las heladas, van a parar ahí, así como los esquejes que voy sacando, y por supuesto,, mi semillero de huerto de invierno...
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