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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Los alfileres de Eva


Cuantas más variedades de cactus veo, más me gustan. Las formas que tienen, así como las flores que nos enseñan, llegada la época, son preciosas. Y además, son plantas que se suelen adaptar bastante bien a los climas extremos. No es que yo sea muy descuidada para regar las plantas, pero, a veces se me complica la tarea, porque hay zonas de difícil acceso para el riego en las que, sin embargo, quiero poner plantas.

Los días de verano, el sol azota de una forma realmente escandalosa en las zonas en las que no tenemos la humedad del mar para suavizar la temperatura. Es bastante difícil conservar en buenas condiciones ciertas plantas, por lo que mi afición a los cactus va en alza. Y eso, sumado al hecho de que, ultimamente, estoy descubriendo todo un mundo de luz y color, en cuanto a formas, variedades y tamaños de las plantas suculentas (que así se llaman aquellas que almacenan agua en el interior de sus hojas y tallos), he llegado a la conclusión de que pondré cactus en todas las zonas a las que no llegue la manguera para regar.

No sabía ni el nombre de esta planta, porque la crié a partir de un esqueje que me regaló mi suegra, y ella tampoco sabía cómo se llamaba. Lo cierto, es que cuando me empeño en encontrar algo, busco hasta que acierto a averiguar lo que necesite, así que, aquí tenéis, mis alfileres de Eva, que en breve, pasará de estar en maceta a tener un arriate para ella sola.

Luchando por la vida


Pensábamos que la historia de los cachorritos iba a ser todo felicidad, una manera de poder compartir la experiencia, tan bonita, de ver en directo el milagro de la vida. Sin embargo, las cosas no han salido como hubiéramos deseado.
Cuando viene al mundo una camada de perritos prematuros, es muy difícil sacarlos adelante. El motivo es, como ya cualquiera se puede imaginar, que no están aún preparados para vivir fuera del cuerpo de su madre. Sus pequeños pulmones todavía no pueden respirar, y su estómago no digiere bien la leche de la madre.
Si el parto se presenta un par de días antes de la fecha prevista, hay algunas posibilidades de que sobrevivan los cachorros. Si es un adelanto de más días, la cosa es mucho más difícil. Y si es de cinco días en adelante, casi imposible. Mis perritos nacieron siete días antes de tiempo. Es casi un milagro que se salve alguno, pero hay que luchar hasta el final, la vida de ellos merece la pena.
De los cinco que sobrevivieron al parto, ahora solo quedan dos. Un machito y una hembrita, que se están agarrando a la vida. Intentamos ayudarlos, a todos, pero la madre se empeñaba en dejar fuera de su regazo a algunos. Entre los animales, es frecuente que las madres aparten del nido a las crías enfermas, o aquellas más débiles, que tienen pocas probabilidades de vida, para poder terminar de alimentar con éxito a aquellos que sí están más fuertes y sanos.
Ayer era muy difícil conseguir que mi Miga me dejase ayudar a mamar a los cachorros. Hoy, tan triste por haber perdido tres de ellos, casi me lo pedía.
La tarea no es fácil. Hay que intentar que aprendan a mamar. Aún no tienen bien desarrollado el reflejo de succión, y además, no tienen apenas fuerzas. Lo que hago es acercar el cachorrito a la teta de la madre, presionar un poquito para que salga una gota de leche, y rozarla con su hociquillo para que la pruebe. Hay que procurar que tenga apoyo para la cabecita, porque si no, las fuerzas le fallan y no es capaz de sujetarse.
Hago un huequecito en mi mano, en el que el perrito queda cómodo y no tenga que hacer esfuerzos para mantener la postura, y así, se pueden pasar más de quince minutos, tomando su leche despacito.
Después, les doy un masajito en el pecho, muy suavito, con la yema del dedo y sin presionar, para estimular la respiración, y que puedan eliminar la mucosidad que aún tienen dentro.
Los dos que quedan, están respondiendo bien al estímulo, y hoy ya han mamado cuatro veces. Desde esta mañana a las siete y media, más o menos, cada tres horas. Lo ideal es que los cachorros dispongan de la leche de la madre cada vez que les apetezca, pero es que ahora mismo no tienen fuerzas ni para coger la teta.
Por ahora, están calentitos y van comiendo, parece que cada vez con más ganas.

Las primeras 48 horas son cruciales, esperemos que llegue mañana, y ojalá mis pequeños luchadores puedan vivir.

martes, 13 de noviembre de 2018

La planta de la mostaza


Nunca había visto esta planta. Ni siquiera me había planteado nunca (cosa rara) de dónde sacaban la mostaza.
Los supermercados Dia sacaron una promoción, que todavía no ha terminado, que consiste en reunir unos puntos para conseguir a precio de ganga un chuchillo de cocina. Cada doce euros de compra, te dan un sobrecito con un punto, una bolsa de semillitas y una ficha explicativa de lo que es cada una, y los detalles de cultivo.
Pues un día me salió mostaza blanca. No pensé, ni por casualidad, que me iba a brotar esa planta a mí. Supuse que, si no era una habitual de los huertos de aromáticas, sería porque a lo mejor era difícil sacarla adelante. ¿Cómo iba yo a tener una mostaza? Pues brotó de las primeras, y a día de hoy, tiene las hojas enormes.
La puse en una maceta, en el porche, como todo lo que considero delicado, pero después vi que corría un enorme riesgo de ser arrancada por Luki, que es especialista en este menester. Decidí entonces coger la maceta tal como estaba, y colocarla en el arriate, en el sitio donde se suponía iba a estar definitivamente, pero sin trasplantarla. Vamos, que no he dado ni un duro por la mostaza desde el primer día...

Como cualquier otra planta aromática, también tiene propiedades beneficiosas para el organismo, entre las que destacan el aporte de vitamina A y minerales como sodio, hierro y potasio.
Estimulante del apetito, puede ayudar al buen funcionamiento del tiroides, actúa como laxante natural, alivia dolores musculares, reduce el colesterol en sangre y mejora la visión.
Sus semillas se consumen secas, recolectadas cuando ya las vainas están a punto de abrirse, y usadas para elaborar la salsa típica que lleva su nombre.
De sabor picante y ligeramente ácido, es un complemento perfecto para platos de carne.
Y lo que más me gusta de esta planta es que realmente sí se puede hacer mostaza con ella, a diferencia de otras, que son llamadas por un nombre al que recuerdan en aroma, pero que no responde a los objetivos que uno puede tener cuando la adquiere, como me pasó con el curry. Que la quiero mucho, pero que no puedo hacer curry con ella...

Esperaremos a que nuestra mostaza dé semillas, para hacer la salsa y probar cómo sabe la variedad artesanal.

Yogur natural casero



Son muchas, las personas que han tomado por costumbre hacer su propio yogur en casa. La receta es bastante sencilla y, para elaborarlo, solo tenemos que tener una yogurtera, un aparato que ocupa poquísimo espacio, y que además, no es nada caro.
Llevo muchos años haciendo yogur en casa, y al final he conseguido simplificar la receta hasta el punto de no necesitar ni siquiera la yogurtera.

Ingredientes:

_ 1 litro de leche entera
_ 1 yogur natural

Elaboración:

Mezclamos bien el yogur con la leche entera. Yo utilizo una batidora, para que quede totalmente deshecho. Repartimos el batido en los envases, según nos parezca mejor para consumirlos después. Podemos echarlo en vasos de cristal, tarros de postres que traigan tapadera, o incluso, tacitas o cuencos de loza que tengamos de la vajilla. No es recomendable plástico, porque, además de ser un material poco apto para el calor, puede desprender toxinas al estar tantas horas expuesto a temperaturas más o menos altas.

Colocamos los tarritos con el batido en la bandeja del horno, y lo ponemos a 50º. Dejamos los yogures a esa temperatura durante 4 o 5 horas, dependiendo de la temperatura ambiente que tengamos. Dejamos enfriar, y colocamos en la nevera. Un par de horas de frío, terminarán por dar a nuestro yogur la textura propia.

La yogurtera es un aparato que se calienta más o menos a la temperatura de 40 ó 50 grados. Si ponemos el horno a esta temperatura, pues un trasto menos que tenemos en la cocina.
Podemos añadir azúcar a nuestro yogur en el momento del batido, aunque yo prefiero hacer el básico, y añadir después lo que quiera.
Igualmente, también podemos hacer yogures de sabores, añadiendo siropes diferentes, la cuestión es ir haciendo pruebas, hasta conseguir el que queremos cada vez.

El yogur casero NO ES MÁS BARATO que el que compramos hecho, ES MÁS BUENO.
La parte económica, hace mucho que dejó de ser un motivo para que elaboremos cosas en casa. Últimamente, es una opción menos costosa comprar las cosas hechas, que hacerlas de forma artesanal. Si lo hacemos, es porque es una manera de consumir alimentos con más sabor, menos conservantes, y sabiendo lo que comemos.
Lo que no me gusta del yogur artesanal, es que tenemos que usar un yogur comprado para su elaboración. Hay otra opción, que es comprar fermento para yogur, y añadirlo a la leche, pero es más difícil de conseguir que un simple yogur, y la verdad es que nunca lo he hecho así.




Cachorritos prematuros



Esta noche ha sido un poco difícil para mi Miga. Pensábamos que se sentía pesada, porque estaba entrando en la última semana de preñado. Pero no, resulta que ¡estaba de parto!
Dos o tres veces en la noche, la noté rara. Me di cuenta de que algo estaba pasándole, esta mañana se levantó temprano y se notaba que estaba malita.
Empezó a tener mucho frío, y a estar inquieta. Cuando quisimos darnos cuenta, estaba pariendo el primer perrito.
El parto ha sido largo, porque ha tenido seis. Como las otras dos veces, ha alternado macho y hembra hasta el final. La segunda perrita era excesivamente pequeña, y apenas estaba terminada de formar. Esa no ha nacido con vida.
Los demás, tienen un tamaño muy pequeño también, no sabemos si podrán sobrevivir todos, porque, al ser prematuros, tienen menos fuerzas de las que deben, para poder tomarse su leche.

No es la primera vez que ayudamos a parir a mi Miga, pero sí va a ser la última. No es fácil controlar, cuando hay machos y hembras juntos, así que... habrá que poner solución, si no queremos hacer la peli de 101 yorkshires...
El caso es que eran demasiados perritos como para aguantar con el preñado hasta el final. De haber nacido una semana antes de tiempo, llevan el inconveniente de que son mucho más débiles y difíciles de sacar adelante, pero haremos todo lo que podamos por conseguirlo.

Cuando nacen los perritos, la mamá rompe la bolsa y les corta el cordón. Después, se come las dos cosas, y empieza a limpiar al cachorro. Esta muchacha no es muy despierta para hacer tantas cosas a la vez, así que, le tenemos que ayudar un poquito, para que no se le terminen asfixiando los cachorrillos.

Y después, enseñarlos a mamar. Algunos salen directamente buscando la teta, pero a otros les cuesta algo más. Presionamos un poquito el pezón para que salga una gotita de leche, y acercamos la boquita del cachorro con mucho cuidado, para que la pruebe. Así, conseguimos que localicen el sitio donde está la comida, y sigan ellos ya comiendo por si solos.

Esperamos que todo salga bien, aunque nos hubiera gustado que la camada hubiese nacido en el tiempo que le correspondía, aproximadamente el día veinte de este mes. Solo nos queda intentar ayudar en lo que podamos a mi Miga a sacarlos adelante, y si superan las primeras cuarenta y ocho horas, ya será todo más fácil.

Ella tiene una leche muy buena, pero es posible que tengamos que ayudarle con un poquito de biberón, porque cinco cachorros mamando de ahí...
Tampoco es demasiado entregada que digamos. Los primeros días, muy bien, pero apenas los cachorros empiezan a echar los dientecillos, ya no los deja mamar. Muchas veces tenemos hasta que regañarle para que deje comer a los chiquitines.

Ahora tenemos cinco cachorros en miniatura, una mamá cansada, y muchas ganas de que todo salga bien, y sean capaces de ponerse grandes y bien guapos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

El orégano


Un clásico en cualquier huerto de aromáticas que se precie. Esta planta me ha sorprendido, por la manera que ha tenido de extenderse, llegando a tapizar literalmente la zona del arriate que le dediqué en su momento.
No me gusta poner las plantas demasiado juntas, porque quiero que tengan bastante espacio para expandirse, pero la verdad es que no sabía que el orégano era rastrero. Va desarrollando raíces a partir de los tallos, que se agarran también a la tierra, de manera que, al final, desarrolla un entramado que se extiende en todas direcciones.
Contiene potasio, hierro, magnesio, zinc y cobre, además de vitaminas B1, B2, B3 y C. Además del uso en la cocina, que es bastante extendido, sobre todo en platos de pasta, pizzas o ensaladas, por ser el orégano una planta con un sabor rico e intenso, podemos beneficiarnos también de sus propiedades por medio de infusiones o aceites esenciales.
Tomado en infusión, es bueno para los problemas digestivos y los procesos catarrales. Antioxidante, desinfectante y antiinflamatorio, puede ser usado también de forma externa, para curar heridas, infecciones por hongos, o como componente en cremas cosméticas o aromas.
Es un buen aliado para evitar las plagas que afectan a otras plantas, así que podemos utilizarlo como insecticida, plantando orégano cerca de nuestro huerto, o bien aplicándolo en infusión o aceite esencial directamente sobre ellas.

Además, es una planta que, una vez adaptada al lugar donde la hayamos colocado, no es demasiado exigente en cuanto a cuidados, mantiene su hoja durante todo el año y podemos disfrutarla siempre que queramos, fresca o seca.

Pan precocido


Si habéis probado a hacer el pan casero, normal o de leche, que os puse en una entrada anterior, habréis comprobado que merece la pena dedicar unos minutos a su elaboración, porque no tiene nada que ver el sabor ni la textura, con los panes que se compran. Y sobre todo, últimamente, que la guerra de los precios hace que, cada vez, compremos más aire.

El problema del pan, es que es un alimento que, además de comerlo a diario, no está igual de bueno si es del día anterior. Deberíamos hacer una masa, cada vez que queramos tener un pan bueno encima de la mesa, y eso, muchas veces, no es posible, o simplemente, nos da pereza.
Hay una manera de solucionar esto. Un día, que tengamos más tiempo, o nos encontremos con ganas de entrar en la cocina, hacemos unas cuantas masas. Se meten en el horno y se dejan subir. Cuando el pan empiece a tener el primer tono dorado, sacamos inmediatamente y dejamos enfriar.
Hacemos lo mismo con todas las masas que hayamos hecho, y después, metemos cada pan en una bolsa.
Podemos conservar este pan precocido en la nevera durante dos o tres días sin problema, o en el congelador, por mucho más tiempo.
Cuando necesitemos uno de estos panes, solo tendremos que volver a colocar en el horno, y terminar la cocción, hasta que esté dorado. El resultado, sobre todo en el caso de que usemos solo la nevera para conservar, es tan parecido al de hornear en el momento, que apenas notaremos la diferencia.

Es una buena idea, para poder comer pan natural y recién hecho cada vez que queramos.

domingo, 11 de noviembre de 2018

El cebollino


Tenía muchas ganas de tener una planta de cebollino. No recuerdo qué receta fue la que vi hace años, que despertó mi necesidad por tener este ingrediente a mano en mi cocina, pero lo que sí recuerdo es que, en ese momento, no lo conseguí.
Puede ser que sea algo torpe para buscar, o que, simplemente, basta que busques algo para que no lo encuentres en ninguna parte. Lo cierto es que, después de un montón de años, cuando vi la planta del cebollino en el vivero, me lancé en plancha a por ella. 
Cuando la trasplantamos al arriate, parecía agonizante. Además, justo la trajimos cuando le acababan de cortar el flequillo, y parecía que no iba a remontar. Pero la verdad es que lleva ya casi un año en su sitio, y le he cortado un montón de veces, para cocinar, para congelar, e incluso, para darle a algún familiar aficionado a la cocina.
Y, a estas alturas del partido, mi cebollino parece que ha encontrado un buen sitio en el arriate, así que, ya no tengo problema para usarlo en la cocina cuantas veces quiera.
Es un ingrediente de lujo, según mi parecer, en ensaladas, salsas, cremas, e incluso sandwiches y bocadillos.
Su sabor recuerda un poco al de la cebolla, pero es mucho más delicado. Incluso, la decoración de cualquier plato, mejora notablemente con el cebollino, le pone un toque de distinción a cualquier cosa. Para mí, es maravilloso.
En cuanto a propiedades, es una fuente de vitaminas A, B y C, además de contener potasio, calcio, azufre, magnesio y sodio.
Previene el cáncer de próstata, esófago y estómago, aclara la voz, ayuda a mejorar el estado de ánimo, absorbe grasa de nuestras células, mejora la presión arterial y evita la formación de coágulos.

Un ingrediente imprescindible, si queremos convertir nuestros platos en toda una explosión de sabor, buena presencia y nutrientes favorables para la salud.

Ciervos en mi jardín


Paseando por el pueblo, vi en un escaparate un reno hecho con resinas que imitaban al tronco y las ramas de un árbol. Precioso, y además, una decoración que necesitaba urgentemente en mi jardín.
Llegué a casa, buscando por todas partes trozos de troncos que me pudiesen valer. Por supuesto que no iba a comprar imitaciones para armar mi manualidad, yo tenía que usar la materia prima de verdad.
No encontré todo lo que necesitaba, así que, mi marido tuvo que coger otra vez la motosierra...
Y, desde luego, yo no quería ni el mismo reno que había visto, ni quería uno solo. Desde el primer momento, me imaginé una familia de ciervos. Tenían que ser tres, para que hubiera de varios tamaños, y poder poner la miniatura, que tanto adorna siempre.
Inventamos mil maneras de sujetar las figuras en pie, pero no había forma. Tuvimos que hacer unas muecas en el tronco que iba a ser el cuerpo, para que las patas entrasen, y tuviese más firmeza. Después, compramos masilla de montaje, pero tardaba demasiado en secar, y se nos caían los ciervos.
Y, cada vez que se caían, yo me llevaba un disgusto mortal. Hasta que sacamos la pistola de pegamento caliente. Es mágica.
Lo que no consiguió la masilla en dos semanas, lo consiguió el pegamento caliente en dos minutos. Y eso que, según decían, el material se ponía duro como piedra una vez seco.
El caso es que le metimos una cantidad bestial de las dos cosas, y al final hemos conseguido que los ciervos lleven más de tres meses en pie, en plena calle, bajo la lluvia, el sol y los fuertes vientos que se dan por esta zona.
Les pusimos ojitos de los que se compran hechos, para que quedasen más graciosos. Y, con tapones de botellas de refrescos, hicimos las narices. La postura, la eligieron un poco ellos. Tuvimos que ponerlos de la manera que más firmes se quedasen. Y, para sujetarlos al suelo, una buena capa de mezcla, con algunas piedrecitas blancas incrustadas, que además de decorar, impide que salgan hierbecitas no deseadas.

Una manualidad que nos costó bastantes quebraderos de cabeza, pero con la que, al final, estamos muy contentos.

Alegrías


Solamente el nombre, ya hace que apetezca tener una de estas plantas en casa. Desde hacía años sabía que existían, y sabía que eran muy bonitas, pero no recordaba su aspecto.
Cuando vamos al vivero, se me va siempre la cabeza al ver alguna planta que tenga una forma rara, y como también voy buscando siempre las que son más resistentes, y me tengo que traer también alguna aromática, pues esta siempre se ha ido quedando atrás.
Además, mi memoria no llegaba a relacionar, en este caso, el nombre científico (impatiens), con el nombre común, que es mucho más bonito, para mi gusto.
Las flores que tiene me parecían delicadas, y no pensaba que fuesen a resistir la prueba de fuego de mis jardines, así que, al final, me la traje hace poco, un día que el vivero estaba medio vacío y la impatiens fue una de las pocas opciones que quedaban.
De camino a casa, como siempre, fui buscando en internet los cuidados que necesitaba cada una de las plantas que había comprado, y mi sorpresa fue ver que la impatiens, que además, venía cargada de flores de mi color favorito, era en realidad "alegría de la casa".

Y, para no correr riesgos, la trasplanté en una maceta bien grande, y la coloqué en mi porche. Por lo que he leído, es una planta bastante resistente, aunque hay que tener en cuenta no exponerla a temperaturas extremas, ni a riegos excesivos. A mí me está sorprendiendo el hecho de que no haya perdido nada de vistosidad, desde hace más de un mes que la tengo. Incluso algunas de las flores que traía, siguen prácticamente intactas, como la que veis en la foto.

Esta planta es una alegría, en todos los sentidos.

La encina


Es uno de los mejores ejemplos de adaptación climatológica que existen. Este árbol, de hoja perenne y porte achaparrado (de ahí que le llamen también "chaparro" en algunos lugares, por ejemplo, aquí), es capaz de resistir los veranos más calurosos, con su consecuente ausencia total de agua, y al mismo tiempo, los inviernos más crudos, con heladas, lluvias intensas o nieve.
Sus hojas, pequeñas, están cubiertas de cera, y en casos de lugares con temperaturas más extremas, suelen tener pinchos. Todo ello es para evitar la evaporación, y así poder aguantar épocas de sequía.


El fruto que nos ofrece la encina, es bien conocido por todos: la bellota. Su consumo es menos generalizado que el de otros frutos de otoño, habiendo quedado en muchos lugares para alimento exclusivo del ganado.
Sin embargo, las propiedades nutricionales que contienen las bellotas, no la dejan en desventaja con respecto a castañas, nueces o almendras.
Su contenido en taninos, que son los responsables del sabor amargo, aporta a este fruto la capacidad de reducir el azúcar y el colesterol en sangre. Sin embargo, este componente no es recomendable consumirlo en altas dosis, puesto que su consumo masivo puede producir indigestiones, o incluso, intoxicación. Por ello, es frecuente someter a las bellotas a un proceso de desamargado, que consiste, básicamente, a su cocción en varias aguas, antes de ser consumidas.
Además de los taninos, las bellotas son ricas en hidratos de carbono, grasas y proteínas, así como vitaminas del grupo B, potasio, calcio, magnesio y fósforo.

Aún siendo, casi exclusivamente, alimento para ganado porcino, en muchos lugares, yo sigo considerando que las bellotas son un "fruto fino". Quizá sea una de las texturas y sabores de frutos secos que más me guste, por ser diferente a todas. Considero que tiene bastantes posibilidades, en cuanto a usos en la cocina, aunque el hecho de ser un fruto silveste, la hace más difícil de conseguir para muchas personas.

Por suerte, yo tengo una aquí, en la misma puerta de mi casa. Y estoy encantada con ella, porque en otoño me da bellotitas, y en verano, una estupenda sombra para mi porche.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Revuelto de salchipapas


Hoy hemos vuelto a inventar. En principio, eran patatas fritas con salchichas, pero después, nos hemos ido animando a añadir cosillas. Lo mejor de todo es que el resultado ha sido un plato bastante bueno, y con muchas menos calorías de las que aparenta.

Ingredientes:

_ Patatas (aproximadamente 2 kilos)
_ 1 cebolla
_ 6 dientes de ajo
_ Salchichas (2 paquetes)
_ 4 huevos
_ Pimienta
_ Pimentón dulce
_ Un chorrito de aceite de oliva
_ Sal

Elaboración:

Se pone en la sartén un chorrito de aceite de oliva, como cuatro cucharadas soperas aproximadamente. Se añaden las patatas cortadas en rodajitas finas, la cebolla, el ajo, la sal y la pimienta.
Removemos de vez en cuando, a fuego medio, para que no se peguen. Cuando ya las patatas estén casi listas, cortamos las salchichas en trocitos y las añadimos también. Cuajamos los huevos y, antes de que se terminen de hacer, los rompemos para que se mezclen bien. Añadimos el pimentón al final, casi cuando vayamos a retirar del fuego,porque no es conveniente que esté mucho tiempo friendo, ya que si se quema, puede amargar.
Lo bueno de este plato es que lleva muy poco aceite, por lo que se puede considerar más un salteado que una fritura, y el sabor es exactamente el mismo que si lo hubiéramos hecho con más grasa.

Ah! Y el pan que se ve en el plato, lo trajo mi cuñado Jose del Valle de Abdalajís. El mejor pan que he probado, os lo recomiendo.

Bollería casera


Los fines de semana de invierno, son muy apropiados para entretenerse en la cocina. Hoy hemos hecho una masa de bollería. Hacía mucho tiempo ya desde la última, y casi había olvidado la receta, pero al final ha quedado bastante bien.
La bollería es, quizá, una de las masas más versátiles de todas las que se hacen en pastelería. La misma materia prima, varía muchísimo en textura y sabor según cómo la cocinemos después.
Si decidimos freírla, obtendremos deliciosos donuts, berlinas o xuxos. Si, por el contrario, optamos por usar el horno, podemos hacer gran cantidad de formas y rellenos, como ensaimadas, trenzas, roscos, bollitos con pepitas de chocolate, y un sinfín de combinaciones más.
Todo es la misma masa. Incluso, si la hojaldramos con un bloque de margarina, podremos hacer con ella croissants y napolitanas.

Ana y yo, hemos decidido esta tarde, añadir pepitas de chocolate y ponerla al horno.

Ingredientes:

_ 500 gr. de harina
_ 80 gr. de azúcar
_ 2 huevos
_ 50 ml. de aceite de oliva
_ 350 ml. de leche
_ Una pastilla de levadura fresca de panadería
_ Una pizca de sal

_ 1 huevo para brochear

Elaboración:

Amasamos todos los ingredientes durante cinco minutos. Esta masa es mejor hacerla con máquina, porque es bastante más pegajosa que la del pan, y con las manos es muy difícil de manejar. Se puede usar una varilla manual o cuchara de madera, en el caso de que no vayáis a usar amasadora.
Se deja reposar la masa hasta que haya doblado su volumen, y después, se vuelve a amasar para sacar el aire.
En este momento, dividimos la masa en porciones, según lo que vayamos a hacer. Para unos donuts de tamaño normal, berlinas, bollos de azúcar o cualquier pieza de bollería, lo ideal es cortar la masa en dieciséis trozos. Puede que al principio os parezcan pequeños, pero después volverán a doblar su tamaño.
Se les da la forma adecuada a lo que queramos obtener, ayudándonos de un poco de harina para poder manejarla.
Si hemos decidido añadir pepitas de chocolate, lo ideal será mezclarlas con la masa antes de hacer las bolitas.
Si las vamos a freír, colocaremos las piezas en una bandeja con bastante harina, para que no se queden pegadas y se vengan abajo al intentar cogerlas.

Los donuts se fríen en aceite de girasol, a fuego medio, cuando el aceite está ya bien caliente, pero no a tope. En el momento de freírlos, aumentan un poco más de tamaño. Después, se pueden pasar por azúcar normal, azúcar glass o bañarlos en chocolate, según el gusto de cada uno.

Las piezas que van al horno, se brochean antes de meterlas con huevo batido, y se ponen a 180º hasta que se vean doradas. Tardan muy poco, más o menos 10 minutos, así que hay que estar con cuidado, para evitar que se pongan demasiado morenas. Las pepitas de chocolate vienen preparadas para no deshacerse con el calor del horno, quedan muy bien incluso si ponemos algunas por encima para decorar.

Un truco para que queden más esponjosas nuestras piezas de bollería, es añadir a la masa un sobre de gasificante. Esto hará que la masa suba un poco más, y le dará una textura más suave. Nosotras hoy no teníamos, así que las hemos hecho sin este ingrediente, que no es imprescindible, pero ayuda bastante.

La bollería hecha en casa, además de ser fácil y quedar deliciosa, es una opción estupenda para comer dulces sin atentar contra nuestra salud. Las bollerías industriales son una de las cosas más perjudiciales para el cuerpo, por la gran cantidad de ingredientes nocivos que contienen. Las grasas usadas en este tipo de productos, suelen ser de las más dañinas, así como la gran cantidad de estabilizantes, conservantes, aromas artificiales y potenciadores del sabor. Una mezcla explosiva para nuestra salud, que además, no está ni la mitad de buena que la que resulta de hacer en casa.

Os recomiendo mucho esta receta, por sabor y por salud.

Virgen Inmaculada


Este es mi primer, y único, retrato hecho en color. Utilicé un material, desconocido para mí hasta entonces, y que aún después de haber experimentado con él, todavía sigue siento un misterio.
El dibujo, es un arte sobre el que nunca se deja de aprender, sobre todo si lo haces de forma autodidacta, como yo. De todas maneras, al tratarse de una afición, me gusta ponerla en práctica de la manera que mejor me apetece, así que, como lo único que me gusta hacer son retratos, pues seguiré en esa línea.
Me basé en la Inmaculada de Murillo, pero evidentemente, yo no soy él. Así que, intenté copiar la postura, y lo demás fue un poco dejarme llevar. Al fin y al cabo, no tenía que esforzarme en copiar la realidad, porque la realidad no la hemos visto nunca, ni Murillo, ni yo.
Esta es mi Virgen Inmaculada, con una pose parecida a la que tuve como guía, pero con un estilo algo más renovado en la cara y el pelo.
Como siempre, intentando superarme. Espero que os haya gustado.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Teresa de Calcuta


Quien vea mis dibujos, pensará que soy bastante religiosa. Pues no. Lo que ocurre es que ha dado la casualidad que he hecho bastantes retratos de personajes relacionados con este tema. El motivo ha sido distinto en cada caso, por ejemplo, cuando hice a Fray Leopoldo, era porque consideraba que tenía esa "asignatura pendiente", no solo por la simpatía que siempre le he tenido, sino porque además, como ya dije, era todo un reto.
Y, hablando de retos, este fue el primero que me puse. Siempre había intentado captar la belleza simple, la de una piel joven, ojos bonitos, dientes perfectos, labios gruesos... pero considero que hay belleza también en un retrato hecho a la bondad, la sinceridad y la entrega.
Saltando por encima de las creencias y de las inclinaciones religiosas que tenga cada uno, es indiscutible que esta mujer ha sido siempre digna de admiración, y por eso quise hacer este retrato.
De todas maneras, tampoco me gusta mucho dibujar personas que conozco. Normalmente, la gente tiene cierta tendencia a verse más guapa de lo que, en realidad, es. Y mucho más, ahora, con los filtros de las fotos. Eso está haciendo daño, y bastante. Aviso de que el despertar va a ser duro.
Para mí es un compromiso hacer un retrato de una persona, a la que debo embellecer siempre algo más de la cuenta, y aún así, tampoco terminará de estar contenta con el dibujo. Personajes públicos es otra cosa, la gente suele ser más objetiva a la hora de valorar el trabajo, y yo no tengo necesidad de estar intentando tapar defectos.
No es fácil plasmar en un papel las características de un rostro. Un milímetro de variación en un trazo, y has estropeado el trabajo. Pero, aún más difícil es tratar de que, además, la mirada tenga el significado que debe tener.
En fin, no soy una experta, pero me conformo con lo que pude conseguir. Esta es mi Teresa de Calcuta.

Es bueno regar con cerveza nuestras plantas?


La cerveza contiene potasio, calcio, magnesio y fósforo, además de proteínas y levaduras. Todos estos componentes son buenos para alimentar a nuestras plantas, por lo que ellas también agradecerán tomar un poquito de cerveza. Lo único que debemos cuidar un poco es la manera de usarla.
El alcohol que contiene, puede anular todo el beneficio que les aportamos con estos nutrientes, así que, la forma correcta de echar cerveza en nuestras plantas, sería diluida en agua, y habiendo dejado que el alcohol se evapore, es decir, pasado al menos un día después de haberla abierto.
Y, como en casa, nos gusta bebernos la cerveza a los humanos, para los vegetales vamos dejando los restos que quedan en los vasos y en las latas. Lo que yo hago es escurrir todos los sobrantes de cerveza en la regadera, y así, la próxima vez que la vaya a llenar, ya está aliñada, para que mis plantas también puedan disfrutar de una cervecita fresca.
Además de servir de abono, la cerveza puede tener otros usos en jardinería, como por ejemplo, limpiar las herramientas que usamos, que se verán libres de óxido, gracias al ácido carbónico que contiene esta bebida.
He leído también que es buena para eliminar plagas de caracoles. Enterrando un vaso de plástico en el suelo, y llenándolo de cerveza. Parece ser que se sienten atraídos por el aroma de ésta, y terminan cayendo en el vaso. Yo probé este método, pero parece ser que los caracoles que había en mi huerto, eran abstemios, porque no les interesó en absoluto la caña que les puse.
Y, por supuesto, el uso más extendido de la cerveza en el jardín, es tomarla fresquita y en buena compañía.
Nota: La publi era inevitable, somos fans de Dia.

Jazmín azul



Llevo varios años detrás de conseguirlo. Me enamoró su color desde el primer día que lo vi. He preguntado mil veces en mil sitios distintos, y nunca ha coincidido que hubiera uno para mí.
Alguna vez, incluso, pude conseguir algún esqueje, y lo intenté sacar adelante, pero no llegó a enraizar. La experiencia, me ha enseñado que no se puede pinchar esquejes a lo loco, sino que hay que esperar el momento exacto.
Y el momento ha llegado. Ahora es muy buena época para empezar a multiplicar plantas por esqueje. Empiezan las lluvias, que mantienen húmedo el sustrato, y con la mejor de las aguas, que es la que cae del cielo, y el crecimiento se detiene, con lo cual, es más fácil que puedan echar raíces.
Esta mañana, he conseguido este puñadito de esquejes, de uno que estaba bastante crecidito ya.
No era lo que quería, porque ahora me toca el sinvivir de no saber si esta vez van a prosperar o no, pero no hay manera de que yo encuentre un jazmín azul para comprarlo, y es que noto que lo necesito.
Lo único que me gusta menos de esta planta, es que no tiene olor, y es una pena, porque tengo dos blancos que perfuman todos los alrededores de mi casa cuando están en floración. Pero, he tenido una idea. He pinchado dos azules, a ambos lados de uno blanco que ya ha enraizado. Cuando estén más grandes, iré enredándolos como una trenza, y sospecho que la combinación va a ser preciosa.
El problema que yo tengo con estas cosas, es la impaciencia. Me paso el tiempo sacando y metiendo el esqueje de la tierra, para ver si ya tiene "pelitos", y claro, así no hay quien enraíce...
El caso es que hoy estoy muy contenta. Llegar a casa y empezar a preparar mis jazmines azules, ha sido todo uno. A ver si hay suerte...


Picadillo


Yo siempre lo he llamado ensaladilla de patatas, pero por aquí lo llaman picadillo, así que, para no estar tres horas intentando hacerme entender en mi idioma granaíno, yo le digo picadillo y termino antes.
Es una receta que la sabe hacer todo el mundo, pero, como siempre, la pongo.
No suelo distinguir entre comidas de verano o invierno. Cierto es que, en verano, no quiero nada caliente, y que hay comidas que apetecen más, como esta de hoy, pero que yo la hago en invierno también.

Ingredientes:

_ Patatas cocidas en daditos
_ Atún
_ Tomate
_ Cebolla
_ Pimiento verde
_ Huevo duro
_ Aceitunas
_ Maíz
_ Aceite
_ Sal

Elaboración:

La elaboración es tan sencilla, que ni falta hace ponerla. Picamos todos los ingredientes, añadidos en mayor o menor proporción, según gustos, aliñar con aceite y sal, y ¡listo!

Lo bueno que tiene esta receta es que, aparte de ser muy completa en cuanto a nutrientes, es bastante saciante, y muy rápida de hacer. Puede sacar a cualquiera de un apuro, porque incluso se puede hacer con las patatas que venden ya cocidas y envasadas en tarros de cristal. No es igual, pero puede valer...
Puede tomarse como plato único, porque es una de esas recetas que, sin ser complicada, tiene una proporción muy adecuada de hidratos de carbono (patatas), proteína (atún, huevo), vitaminas (tomate, pimiento, cebolla, aceitunas) y grasas (aceite de oliva).
Una opción muy mediterránea, muy rica en todos los sentidos, y muy fácil y rápida de hacer. Por eso, me gusta tanto, y he querido compartirla hoy, aunque sepa que la sabéis hacer ya.

Una visita sorpresa


Aquí, en el campo, no solemos tener muchas visitas. Por la ventana de la cocina, tengo las vistas que se ven en la foto, y normalmente, mientras preparo la comida o hago limpieza, veo bastante afluencia de público gorrionil merendando en mi arriate. No sabía por qué no prosperaban ahí las semillas que sembraba, y era por eso, por las meriendas...

Sin embargo, hoy hemos tenido un artista invitado, ese gato. Mis perros no lo han acogido con mucha hospitalidad, pero igualmente, él se ha paseado por detrás de la alambrada todo lo que le ha apetecido. No sabemos si es un nuevo vecino, un vecino veterano al que no conocíamos, o tal vez un nuevo inquilino que tenemos.

La verdad es que no me ha caído mal, parece buen sujeto. Espero verlo por aquí más a menudo.

jueves, 8 de noviembre de 2018

La granada


El otoño, según mi opinión, es la época de los "frutos finos".
Higos, caquis, membrillos, chirimoyas, granada... y, por supuesto, los frutos secos. Todo un festival de sabores selectos para esta temporada, en la que dejan de ser protagonistas las frutas acuosas y refrescantes, para dejar paso a algo más concentrado e intenso.
Nuestra protagonista de hoy, la granada, es un fruto que, además de tener el mismo nombre de mi tierra, me parece tan especial, que no puedo dejar pasar el otoño sin dedicarle una entrada.
De sabor ácido y textura inigualablemente atractiva, es una fuente de potasio para nuestro cuerpo. Contiene una alta concentración de taninos, que otorgan el sabor amargo, sobre todo a los tabiques internos. Este componente actúa como antiinflamatorio y astringente del tubo digestivo, por lo que comer granada es adecuado en casos de gastritis, diarreas infecciosas, e incluso, parásitos intestinales.
Ayuda a frenar el proceso de enfermedades degenerativas, cáncer o problemas cardiovasculares, por los antioxidantes que contiene.
Podemos disfrutar de su sabor de muchas maneras. Tomarla sola es una buena opción, pero también puede ser un ingrediente de lujo para nuestras ensaladas, porque, además de aportarles nutrientes extra, les dará también un toque de color y textura diferentes.
Y, si nos molesta tener que masticar los granitos, siempre podemos extraer su zumo.
Una fruta de la que hay que disfrutar al máximo, y rápido, porque el otoño pasa volando.

Es bueno echar cáscaras de huevo a nuestras plantas?


La cáscara de huevo es un deshecho orgánico, que normalmente solemos tirar a la basura, muchas veces, por no encontrarle utilidad posible.
Por suerte, siempre hay alguien dedicado a estudiar las maneras de aprovechar cualquier cosa.
En casa consumimos bastante huevo, es un alimento bastante rico en nutrientes, bueno para la salud, poco calórico, y que nos gusta a todos. Y, como mis gallinas son muy buenas ponedoras, tenía que tirar muchas cáscaras.
Investigué el asunto, para ver si podía sacarles algún partido, y descubrí los múltiples usos que puede tener.
Hay personas que las trituran, y una vez convertidas en polvo, las consumen, como aporte extra de calcio. No me convenció mucho la idea, no sé por qué, pero comer cáscara de huevo nunca me ha llamado la atención.
Otras, las trituran y se las echan a las gallinas, con el mismo objetivo, aportar calcio a su dieta, y que así puedan poner huevos de cáscara más fuerte. El problema de esto, es que si las gallinas se acostumbran a comer cáscaras, pueden empezar a acostumbrarse a picotear sus propios huevos, y eso no me conviene mucho.
Incluso se pueden hacer manualidades con cáscara de huevo. En este campo ya me empecé a interesar. Las rompen en pedacitos pequeños y las van usando como piezas de mosaico para decorar tarros, platos, y un montón de cosas más. Yo probé, y la verdad es que quedan muy bonitas las decoraciones con este material. Hay virtuosos de la miniatura, que esculpen en las cáscaras verdaderas obras de arte, llegando a hacer con el huevo un tallado parecido a un encaje. No me veo capacitada, soy nerviosa.
Así que me quedé con la única opción que vi favorable para mí: romper las cáscaras en pedazos más o menos pequeños, con la misma presión de la mano, y echarlas sobre la tierra de mis macetas.
Es un proceso lento el de descomposición de una cáscara de huevo. Hasta que llegue a alimentar de calcio la tierra, pueden pasar meses, pero la buena noticia es que, mientras tanto, podemos mantener alejadas de nuestras plantas ciertas plagas, como por ejemplo los caracoles y babosas. Un corte en la piel con el filo de una cáscara, y es caracol muerto.
Además, no quedan nada mal los trocitos de cáscara sobre la tierra de las plantas.
En el huerto, también es bueno esparcirlas, porque ahí sí que los caracoles hacen el agosto. Desde que supe esto, no he vuelto a tirar ni una.

Pollo disfrazado


Dentro de la etiqueta "recetas de cocina", de vez en cuando meteré algún comistrajo de los que yo hago, para disfrazar sabores de los que ya estoy harta.
Ayer hice sopa de pollo. Normalmente, la hago con los caparazones de los pollos que yo misma limpio, porque así, tengo la oportunidad de dejarles pegada bastante carne (los que venden para hacer caldo, vienen bastante peladitos).
Pensaba quitar la carne y agregarla a la sopa, pero al final hice solo el caldo con fideitos, y guardé un plato grande de pollo cocido, para hoy.
Y el pollo cocido solo, es un aburrimiento, así que yo lo he cocinado un poco.

Ingredientes:

_ Pollo cocido hecho trocitos
_ 2 dientes de ajo
_ Una cebolla pequeña
_ Una cucharada de aceite de oliva
_ Sal
_ Pimienta
_ Comino
_ Pimentón picante

Elaboración:

Ponemos en una sartén el aceite de oliva con los ajos picados. Cortamos la cebolla en juliana, y la agregamos cuando estén los ajos doraditos. Cuando la cebolla está tierna, añadimos el pollo y las especias.
Es un salteado de pollo cocido, supongo que no he inventado la pólvora, pero desde luego, es una manera de comer sano, con un sabor bastante diferente de la típica pechuga de pollo a la plancha.
La pimienta, el pimentón y el comino, es que no puedo evitar usarlos. Para mi gusto, hacen una combinación perfecta, pero cada uno lo puede aderezar como mejor le parezca.
Os aconsejo probarlo.

Conejitos


Esta planta la conocí hace años, durante una excursión que hicimos de clase, allá por la prehistoria, cuando estudiaba Magisterio. No recuerdo si eran jardines, pertenecientes a alguna otra escuela de las que hay por allí, o habían crecido silvestres. Lo que sí sé es que estaban en exterior.

Cuando la encontré en el vivero, la reconocí rápidamente, a pesar de que la primera que yo vi era de color blanco, y hacía ya muchos años. Y, a pesar de que yo la había visto creciendo a la intemperie, bajo los fríos extremos y las calores asfixiantes de Granada, me dio miedo de ponerla en el exterior. Me pareció delicada. También hay que reconocer que yo compro las plantas muy pequeñitas y tiernas, y no se defiende igual una que ya esté crecida, que una chiquitita.

He leído que resiste bien el sol, pero no aguanta las heladas. Yo la puse, donde pongo todas las que no me atrevo a exponer a riesgos, en el porche. Pero hace un par de meses la saqué fuera, y la coloqué a la sombra de una encina. Desde entonces está mucho más bonita, se ve que le han sentado bien los rayitos de sol que le dan.

Espero que su amiga la encina, la proteja este invierno de las heladas. Por ahora, está preciosa.

Otro arbolito misterioso


Este sí que no tengo ni idea de lo que es. Parece que de todos los huesecillos que sembré, este también tuvo gana de salir, pero de los otros, al menos, pude ver el hueso del que procedían, aunque ya no me acuerde muy bien...
Como ya comenté en la otra entrada de los arbolitos sorpresa, metí huesos de ciruela, cereza, melocotón y albaricoque. Después he recordado que intenté también con huesos de limón y mandarina. La verdad es que estoy totalmente perdida con este árbol. ¿Me podéis ayudar?

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Feliz cumpleaños, Luki


Hoy, nuestro Luki cumple su primer año.
Nos quedamos muy tristes cuando un día, su papá, Luki padre, desapareció. Lo buscamos por cielo y tierra, pero... nunca más supimos nada de él. Perdimos al jefe de la casa, que además de valiente y decidido, era obediente y cariñoso. Un perro como muy pocos, y de pronto... ya no estaba.
Días antes, había venido por aquí una perrita que quería ser mamá, y él se había prestado gustoso a ofrecerle ayuda para conseguirlo. Resultó que la camada fue de cinco preciosos cachorros. El dueño, que sabía lo que nos había pasado, nos regaló uno. Era el último descendiente de él, nuestro único consuelo.




Le pusimos el mismo nombre de su padre. Desde el primer día, yo supe que ese perrito era especial.
Los genes de su madre, se notan en el maravilloso pelo que tiene. Y los de su padre... es igual a él.
Luki ha sido la alegría de la casa desde el primer día que puso sus patitas aquí. Obediente, cariñoso, divertido y además...¡es precioso!




Un año de felicidad, con este angelito que nos cayó del cielo. Muchas felicidades, bebé.



¿Esperando chivit@s?


Este primero de noviembre hemos echado otra vez a Babi con el macho. No sabemos aún si vamos a tener chivit@ (o chivit@s, porque, parece ser que, a partir del segundo parto, es más fácil que sea múltiple).
El caso es que tendremos que esperar algún tiempo, para ver si Babi trae o no sorpresa.
Como ya comenté en la entrada en la que os presenté a mi cabrita, el preñado dura cinco meses, así que, esperamos volver a ser abuelos para primeros de abril.
Aprovecho la foto para presentar, esta vez, a mi hermana, Noe, a l@s que no la conozcáis ya. Es la de azul, la otra es la cabra. Jajaja! Siempre me ha hecho gracia este chiste...

Ya os diré si esperamos o no chivill@s! Nos toca esperar...

Siemprevivas



Hace ya más de un año, una tía de mi marido me regaló una maceta con esta planta. Como me gusta tanto plantar en el suelo, la coloqué en el mismo arriate donde puse el curry. De una forma increíblemente rápida, empecé a ver cómo crecía, y la cantidad de nuevas florecitas que le salían por los lados.
Me dijeron que era una planta que enraizaba bastante bien, así que empecé a colocar los "hijitos" que iba echando, por todas partes. La verdad, es que ninguno de los que puse se ha marchitado.

Y decidí dedicarle un arriate a la siempreviva. En una esquina de puerta de atrás, fui colocando, casi en la misma superficie de la tierra, cada una de las florecitas, que para entonces eran tan pequeñas, que casi no se veían.
Por supuesto, puse el cartel de "prohibido pisar, mato gente". Tenerlas a una distancia suficiente como para que me llegue la goma hasta ahí, les ha salvado la vida este verano. Y han crecido tanto como yo esperaba.
Solo me queda tener paciencia, un invierno más, y ya mi arriate estará tupido por completo de esta planta tan linda.
Sus hojas se disponen de tal manera que recuerdan a una flor, así que no es necesario que sea temporada de floración para disfrutar de su belleza.
Después, he investigado sobre la siempreviva, y descubrí que es usada como planta medicinal, tanto para uso externo, en el tratamiento de cicatrización y asepsia de heridas abiertas, faringitis y cistitis, como para hacer infusiones. Antiinflamatoria, antiséptica, diurética y astringente.

La siempreviva es símbolo de inmortalidad, motivo por el cual es usada para hacer coronas en las tumbas desde tiempos remotos. También era colocada cerca de los tejados de las casas, para evitar los rayos.

La verdad es que le tengo bastante cariño a esa planta. La persona que me la regaló es alguien que me simpatiza mucho, y con la que comparto la afición de las plantas, y la decoración rústica. Espero que mi arriate se tapice entero de siempreviva antes de la próxima primavera.

Arbolitos sorpresa


Hace dos veranos, me dediqué a guardar todos los huesos de la fruta que iba comiendo. Los limpiaba y los iba sembrando en botellas cortadas de refresco, poniéndoles un cartelito con su nombre.
Todos los días iba a ver si había salido algún brote a la superficie, pero no.
Metí en los contenedores que había fabricado, huesos de cereza, ciruela negra, ciruela blanca, melocotón y albaricoque. Tenía la esperanza de poder sacar algún frutal de ahí. Me hace muchísima ilusión plantar una semilla o un hueso de lo que sea, y ver cómo brota.
Pero pasó el verano, y no salió nada.
Yo recordaba, cuando era niña, que sembrábamos alubias en el vaso de un yogur, y a los pocos días, ya teníamos una plantita.
Después de varios meses, supuse que ya era tarde para seguir teniendo esperanza de que saliera algo de allí, así que decidí desmontar el mercadillo que tenía en el filo de mi arriate, y juntar toda la tierra de los contenedores en una sola maceta, para aprovecharla, al menos.
Estaba llegando ya la primavera, es decir, que desde el verano anterior, iban ya más de seis meses esperando.
Pues cuando fui a volcarlas, encontré que había una que sí había salido. Saqué con cuidado todos los brotes. Eran ocho o nueve. Supuse que eran albaricoques, creo que sería por la forma del hueso, pero ahora ya no estoy tan segura. Es que ni me acuerdo por qué dije yo que eran albaricoques...
Y me puse a hacer arriatitos al filo de un camino imaginario que yo tengo, que en un futuro irá desde la cancela de entrada hasta el jardín de azulejos. Ahí planté los brotecillos.

Han aguantado verano e invierno ahí puestos, aunque el sustrato sobre el que están no es ni medio bueno, y de regarlos... poco. El caso es que han crecido bastante, seguramente gracias a las lluvias del invierno pasado, pero ahora que los veo, realmente... no sé lo que son. Supongo que tendré que esperar unos cuantos años, a ver si se deciden a echar frutos.

Por lo pronto, yo los llamo a todos "Alvarillos", aunque puede ser que me pase como con la melisa, que resultó ser valeriana...


La salvia


Hace años, intentando descubrir un remedio natural contra las canas, descubrí la salvia. La receta que encontré, consistía en hacer una infusión de hojas frescas de esta planta, y aplicar sobre el cabello. Decía que devolvía la coloración natural, pero no pude comprobarlo, puesto que no fui capaz de encontrar una planta de salvia para hacer la infusión.
Es una aromática que se lleva utilizando desde la antigüedad para estimular la función cerebral, tratar procesos inflamatorios e infecciones por hongos. Es adecuada también para acelerar el crecimiento del cabello y uñas, eliminar manchas en la piel y mejorar su estado, gracias a la gran cantidad de antioxidantes que tiene.
También es indicada para aliviar problemas cutáneos, como el acné y la psoriasis, aplicando sus hojas machacadas o en infusión.
En la cocina, su sabor ligeramente picante, la hace muy apropiada para condimentar platos de carne o patatas.

Es una planta bastante resistente, de hecho, ha aguantado ya un verano y un invierno, de los de aquí. Fuertes heladas en invierno, y en verano, sol achicharrante. Y mantiene sus hojas preciosas. Es de la familia del romero, y tiene una floración muy parecida a la de este, flores pequeñas, de tonos azulados o violáceos.
Mi plantita de salvia aún no ha tenido flores ninguna vez, pero espero que en la próxima, ya le toque...

martes, 6 de noviembre de 2018

El laurel


Es un árbol de gran tamaño, de hoja perenne y gran vistosidad. Sus hojas son utilizadas, desde la antigüedad, en la cocina.
Entre sus componentes más apreciados, destacan el ácido fólico, las vitaminas A y C, y una gran cantidad de minerales, como el potasio, cobre, magnesio, zinc, hierro y manganeso.
Además de su uso culinario, podemos aprovechar los beneficios del laurel en forma de infusión, para tratar problemas estomacales, dolores articulares y procesos gripales.
Es un buen aliado contra los gases, no en vano se usa siempre en los guisos que contienen legumbres, para contrarrestar el efecto flatulento de éstas.
El laurel se puede consumir fresco o seco. Si optamos por la segunda opción, podemos conservar las hojas en recipientes herméticos, y aislados de la luz solar.
Nunca pensé que podía tener un laurel tan cerca, por eso ahora no me preocupo mucho de la conservación de las hojas. De vez en cuando, cojo unas cuantas y las cuelgo en la cocina para ir usándolas.
Mi cuñada Ana me enseñó cómo coserlas para poder tenerlas colgadas y que, además decorasen.


Se trata de ir cosiendo hoja por hoja, pinchando en el nervio central de cada una. Al final, unimos los dos extremos del hilo, y nos queda como una especie de collar. Una opción muy práctica, porque después, solamente hay que tirar un poco de las hojas que necesitemos, y siempre quedan las demás bien sujetas.


Como veis en la foto, yo no le hice mucho caso, y no pinché en el nervio, sino en lo verde, porque estaba más blandito. Pero la función la está desempeñando bastante bien, hasta ahora no se ha caído ninguna hoja, es muy fácil cogerlas y queda muy bonito.


Un olivo muy peculiar


Posiblemente haya pasado por delante de ese árbol cientos de veces, pero fue justo ayer cuando me di cuenta de lo original que era. Aprovechando que llevaba batería en el teléfono (cosa rara), me acerqué para hacerle una foto. Quería captar la imagen para después intentar averiguar qué tipo de árbol era.
No pude acercarme demasiado, porque había jardines alrededor, y no me gusta pisar el césped.
Pero, a pesar de mi escasa agudeza visual, y las dificultades que tuve para tomar la foto, parecía claro que era un olivo.
Un olivo podado de tal manera, que visto de lejos parece un árbol sacado de un cuento, una especie rara...
Esta entrada es solo para felicitar a la persona que hizo ese trabajo de jardinería tan bonito.
La imaginación convierte todo lo que toca en algo maravilloso.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Crema de calabacín


Yo nunca he probado una crema de calabacín mejor que la mía, porque la verdad, nunca he probado una que no haya hecho yo...
Ni siquiera me molesté en buscar cómo se hacía. Creo que, alguna vez, le pregunté a alguien, pero como el primer intento fue bueno, no tuve preocupación ninguna por documentarme más.
Lo más probable será que los ingredientes sean los mismos o parecidos, pero igualmente, yo voy a poner la receta.

Ingredientes:

_ Un calabacín grande
_ Una patata grande
_ Una cebolla
_ Tres dientes de ajo
_ Un tomate
_ Un pimiento verde
_ Un chorrito de aceite de oliva
_ Sal
_ Pimienta
_ Tres quesitos (opcional)

Elaboración:

Ponemos a cocer en una olla el calabacín con la piel y la patata, cortados en trozos. No hace falta poner demasiada agua para la cocción, porque la idea es no tener que quitarle después el sobrante. De esta manera, aprovechamos todas las vitaminas.
Mientras se hace, en una sartén aparte hacemos un sofrito con el chorrito de aceite de oliva, la sal, el ajo, el pimiento, la cebolla y el tomate.
Cuando ya el calabacín y la patata estén tiernos, y el sofrito esté hecho, lo mezclamos todo, añadimos los quesitos y lo batimos con la batidora.
Yo después lo paso por el chino, para que quede más suave.
Para mi gusto, está buenísima. Esta noche, cenamos cremita.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Arroz tres delicias casero


El arroz tres delicias es un plato que se ha convertido en comodín. Una opción que nos saca de un apuro para una cena o primer plato de un almuerzo. Estuve comprando bolsas congeladas de este preparado, hasta que un día, se me ocurrió hacerlo casero. A lo mejor no es muy necesario siquiera poner la receta, pero igualmente la pondré, por si a alguien le resulta más cómodo tenerla escrita. No pongo cantidades, porque supongo que cada uno tendrá preferencias por unos ingredientes más que por otros, y esa es una de las principales ventajas de fabricar este arroz, en lugar de comprarlo hecho.

Ingredientes:

_ Arroz de grano largo
_ Guisantes
_ Maíz
_ Zanahorias
_ Jamón cocido
_ Gambas peladas
_ Ajo
_ Sal
_ Aceite de oliva
_ Huevos

Elaboración:

Ponemos en una olla a hervir agua con sal. Cortamos las zanahorias en daditos pequeños, añadimos el maíz, los guisantes, y el arroz. Prácticamente, todos estos ingredientes van a tener un tiempo de cocción similar, por lo que, una vez comprobamos que el arroz está a punto, ya podemos retirar del fuego, escurrir y enjuagar con agua fría.
Al refrescar el arroz cocido, conseguiremos quitar el almidón que ha soltado en el agua, y de esta manera nos quedará suelto al saltearlo después.
Reservamos nuestro arroz cocido, al que, además de los guisantes, las zanahorias y el maíz, podemos añadir, según el gusto de cada uno, otras verduras. Las judías verdes redondas le quedan muy bien, por ejemplo.
En una sartén, doramos con aceite de oliva el ajo, bien picado, añadimos las gambas y el jamón cocido.
Hacemos aparte una tortilla francesa, y la cortamos en trocitos.
Y ya se pueden mezclar todos los ingredientes, salteamos todo junto unos minutos para que coja sabor. Podemos añadir un poco de pimienta negra.

El tiempo que tardamos en cocer el arroz, es casi el mismo que se emplea en esperar a que descongele cuando lo hemos comprado preparado, así que, al menos a mí, me merece la pena hacerlo casero.

Incienso


Esta es otra de las plantas que tampoco pensaba que iba a ser fácil de conseguir. Y no es que sea una planta rara, de hecho, yo ya la había visto en muchos sitios, pero no sabía que era incienso. Sin embargo, al igual que la planta de curry, parece ser que tampoco es este el mismo incienso que se usa para los botafumeiros de las iglesias o para las barritas de olor.
Es una planta colgante, de hojas de un verde vivo, ribeteadas en color crema. Su valor ornamental no reside en sus flores, que son demasiado pequeñas, sino precisamente, en la originalidad de sus hojas, la rapidez de crecimiento que tiene, y su intenso aroma.
Como todas las aromáticas, también el incienso tiene propiedades terapéuticas. Es uno de los antiinflamatorios naturales más efectivos que existen, y también es antibacteriano. Adecuado para tratar enfermedades que cursan con inflamación, así como eccemas en la piel, infecciones y catarros. Sin embargo, el uso de la planta del incienso es solo aconsejado a nivel tópico. No es seguro para nuestro organismo tomar incienso por vía oral, a menos que haya sido procesado en laboratorio, y podamos confiar en que está preparado para consumir.
Es un excelente repelente de mosquitos, como todas las aromáticas que tienen un olor fuerte.

Y, por muy aromática que sea, a mí no me gusta poner en mi arriate plantas que no se pueden comer. De todas maneras, tampoco hubiese podido, porque el incienso requiere unos cuidados un tanto especiales.
Es buena idea colocarlo en interior, siempre y cuando el espacio en donde se encuentre sea bastante bien iluminado. También puede estar en el jardín, pero siempre al abrigo de otras plantas más grandes, o resguardado de alguna manera del sol directo, las heladas y las lluvias intensas.
No admite demasiada humedad. Lo ideal es esperar a que la tierra esté completamente seca, antes de volver a regar. Por eso, decidí colocarlo en maceta, dentro del porche, para poder ajustar los cuidados a las necesidades de mi planta de incienso.

A día de hoy, mi porche parece un jardín botánico. Todas las plantas que no me atrevo a exponer directamente al sol o a las heladas, van a parar ahí, así como los esquejes que voy sacando, y por supuesto,, mi semillero de huerto de invierno...

Compostaje casero



Como me gusta tanto investigar y experimentar, decidí el año pasado probar a hacer una compostadora. La idea era aprovechar los deshechos orgánicos de la casa y el jardín para reciclarlos en forma de abono.
Con cuatro palets de madera viejos, hicimos una estructura, sin base ni tapadera. No es esa la manera más adecuada, quizá, de hacerlo, puesto que había leído que lo ideal es tapar el compo para que la lluvia no lo mojase en exceso. Pensamos, sin embargo, que los palets tenían hueco suficiente como para que airease, y al fin, la base era la misma tierra del suelo, con lo cual, no habría problema para que expulsara el agua sobrante.
Comenzamos echando en nuestra compostadora hierbas frescas y secas, de las que se van quitando de los jardines y huerto, desechos orgánicos de cocina, como por ejemplo, pieles de vegetales y hortalizas, las hojas que se le quitan a las verduras, piezas de fruta que se iban quedando atrás en la nevera y acababan secas o medio estropeadas... todo, menos restos de comida cocinada, huesos, carne o pescado. Leí que no era conveniente echar a la compostadora ese tipo de desechos. También aprovechamos para poner ahí el producto de la limpieza de la cabreriza y el corral. Los excrementos de cabra y gallinas son excelente abono para la tierra, incluso si se mezclan con la paja que se usa para cubrir el suelo.

Hoy decidimos abrir nuestra compostadora para ver lo que había pasado con todos esos desechos. Yo pensaba que aún iba a encontrar ahí trozos de fruta podrida o cáscaras de patata secas. Pero no, para mi sorpresa, la naturaleza había hecho su trabajo y mi abono orgánico estaba perfectamente terminado. Salvo la capa más superficial, que es la de desechos que se han echado últimamente, todo lo demás era producto listo para usar.
Ahora podremos disponer de nuestro propio abono orgánico para alimentar las plantas del huerto de invierno. Me ha gustado la experiencia, y pienso repetir para el año que viene, aunque esta vez, el compo tendrá que pasar sin cáscaras de vegetales, porque desde que descubrí que a mis gallinas les encantan, ya no las uso para hacer abono.

En zonas de ciudad, donde es imposible hacer una compostadora para reciclar todos estos materiales orgánicos, también hay una manera de sacarles rendimiento.
Solamente necesitaréis una batidora vieja y un cubo.
Separar los restos orgánicos del plástico, papel o vidrio, es una práctica que ya, en casi todos los hogares, se ha convertido en rutina. Pues bien, solo se trata de añadir un poco de agua a nuestra basura orgánica vegetal, y batir muy bien con la batidora. Las cáscaras de huevo, aunque no son vegetales, también pueden ir en este contenedor, puesto que se encargarán de aportar mucho calcio a la mezcla, lo cual es muy beneficioso. Este líquido lo usaremos para regar la tierra de nuestras plantas. Los restos triturados se descomponen a una velocidad mucho mayor que si los dejamos enteros, y además, batiéndolos, evitamos que nos salgan hierbecitas no deseadas, a causa de las semillas de tomates, pimientos, y corazones de frutas.

La cuestión es, siempre, optimizar todos los recursos, y contaminar lo menos posible. ¡A compostar todo el mundo!

sábado, 3 de noviembre de 2018

No debemos romper la cadena de frío?

Todo el mundo sabe que los alimentos que ya han pasado por el congelador, una vez los sacamos y se descongelan, hay que consumirlos inmediatamente. Es una enseñanza que nos llega de boca en boca, y que es indiscutible para todo el mundo. Lo que en pocas ocasiones se nos explica es el porqué.
Intentaré solucionar la duda, para quienes la tengan.

El frío extremo impide que se multipliquen los microorganismos, responsables de la descomposición de los alimentos. Una vez congelamos un producto, podemos conservarlo en buen estado durante mucho más tiempo que si lo tuviéramos al aire libre o en la nevera. El agua que contienen los alimentos, se convierte en hielo, un medio no viable para que las bacterias puedan proliferar.
Sin embargo, al descongelar, ese hielo vuelve a ser agua, y los microorganismos se multiplican a toda velocidad, una vez encuentran el medio apropiado. Si volvemos a someter ese mismo alimento al proceso de congelación, esta segunda vez, estaremos guardando un producto cargado de bacterias, y ya no será seguro su consumo, porque al descongelarlo nuevamente, se volverán a multiplicar rápidamente los microorganismos.

Sin embargo, si descongelamos un alimento y lo cocinamos, sí se puede volver a congelar. Esto es así, porque las altas temperaturas también destruyen las bacterias, con lo cual, estaríamos congelando un producto limpio de microorganismos.

Además de esto, los alimentos que son sometidos a cambios en la cadena de frío más de una vez, pierden propiedades nutricionales, y sufren alteraciones en la textura, que los hacen menos adecuados para su consumo.
Prácticamente, podemos congelar cualquier cosa, pero hay determinados alimentos a los que la congelación no favorece, por ejemplo, la fruta fresca o los alimentos grasos.

En el primer caso, debemos tener en cuenta que las frutas tienen un alto contenido de agua. El agua, a temperaturas bajo cero, se convierte en hielo, aumenta de tamaño y altera la textura de la fruta, en la mayoría de los casos, reblandeciendo la pulpa, hasta el punto de no resultar después agradable para ser consumida al natural. Una opción es congelar las frutas para después usarlas en batidos, mermeladas o salsas. De esta manera, no notaremos el cambio.

En el caso de los alimentos grasos, el motivo es porque la congelación frena el proceso de multiplicación de microorganismos, pero no es capaz de impedir que las grasas se pongan rancias. De este modo, pasado un tiempo, aunque consigamos conservarlos en condiciones óptimas de consumo, su sabor y aroma serán desagradables.

El congelador es, sin duda, una de las mejores opciones en cuanto a conservación de alimentos. Solo debemos seguir unas pequeñas pautas para optimizar su uso, dependiendo del producto que queramos congelar, y así conseguiremos sacarle el máximo rendimiento.