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miércoles, 31 de octubre de 2018

Agapornis




Susi llegó cuando más necesitaba una compañía. Mi Chusco se había marchado y yo... me sentía sola. Me dijeron que los agapornis eran maravillosos, y casi sin pensarlo, de pronto me vi con uno en la mano. Mi hermana sabía que me hacía falta, y que yo lo iba a cuidar mucho, así que me lo regaló.
Este tipo de pájaros los suelen vender con pocos días de vida, cuando aún no son capaces de alimentarse por sí solos. Les llaman papilleros, porque eso es exactamente lo que comen: papilla.
Una mezcla de cereales con olor dulce, que hace que el pajarillo y su criador establezcan un precioso vínculo.
El mundo paraba para que mi Susi tomase su papilla. Cada tres horas, yo sacaba la jeringa con la que le daba de comer, y hasta el trabajo tenía que esperar para que llenase su buche.
No sabía el sexo de ese pajarillo, porque es muy difícil de averiguar. De hecho, aún no lo sé... Pero había que ponerle un nombre, así que, como alguien me dijo que parecía hembra, le puse Susi.

La etapa de la papilla terminó, y Susi empezó a practicar comiendo algunos granitos sueltos de panizo, unas ramitas que venden en las tiendas de animales, y que son muy útiles para que los agapornis aprendan a comer solos.
Susi y yo estábamos siempre juntas. Apenas tenía un rato, la sacaba de su jaula para poder acariciarla, y ella se ponía sobre mi hombro o en mi cabeza.

Los agapornis son un tipo de pájaro muy especial. No son tímidos y desconfiados, como otras aves. Al contrario, ellos buscan la cercanía del humano, llegando a unirse tanto en ocasiones con alguna de las personas que conviven con ellos, que lo consideran su "pareja". Por algo les llaman "inseparables". Les gusta estar siempre muy unidos a quien es su favorito, sea o no de su especie.

La alimentación de los agapornis, además de el mijo que venden especial para ellos, debe ser rica también en frutas y verduras. Son pájaros tropicales, que necesitan tomarlas para estar sanos y bien alimentados.
El aguacate es lo único que no se les debe dar, bajo ningún concepto, puesto que es tóxico para ellos.
Les encantan las semillas de los pimientos, las pipas, la lechuga, el calabacín, la manzana... Y si los dejas hacer... hasta el refresco que estás bebiendo quieren probar.

Con el paso del tiempo, mi Susi resultó algo malhumorada. Cuando sale de la jaula, considera que todo es suyo, y si lo tocas, no duda en darte un picotazo que a veces no es muy gracioso que digamos...
Decidimos buscarle una pareja, porque sacarla de la jaula y freírnos a picotazos era todo uno. Si iba a salir poco, al menos, que estuviese acompañada. Y trajimos a Flori. Tampoco sabemos qué sexo tiene. Se han emparejado porque no les ha quedado más remedio, pero a veces discuten un poco.

Me ponen los dedos morados cuando me acerco, pero yo las quiero como si no picasen. Son muy lindas. O lindos...


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