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jueves, 18 de octubre de 2018

Los yorkshires.

Hace años tuve un perro. No era un perro de raza, pero eso es algo que a mí nunca me ha importado. El amor a los animales debe ir, según mi punto de vista, mucho más allá de la estética. Se llamaba Chusco. Con él descubrí la sinceridad, la entrega absoluta y el cariño sin intereses ni condiciones. Catorce años de alegría, seguidos de un vacío asfixiante cuando él... se marchó.

Siempre había querido tener más de uno, pero mis posibilidades de espacio y tiempo no me lo permitieron. Cuando llegué a esta casa, encontré un paraíso perruno. Había casi una decena de ellos, y yo estaba encantada de poder disfrutarlos.
En este caso, todos eran de raza, yorkshires. Nunca sentí inclinación hacia ninguna en concreto, es más, no se me hubiese ocurrido la idea de comprar uno, puesto que siempre preferí adoptar, pero al fin, estos tampoco los compré.
El yorkshire terrier es un perro que hoy en día lo tiene mucha gente, pero creo que no todos conocen bien.
Lo primero que me llamó la atención fue que, a diferencia de lo que pensaba hasta el momento, no sueltan nada de pelo. Me gusta informarme, y en mi andanza por multitud de páginas de internet, me enteré de muchos detalles acerca de estos perros.
El motivo de que no se les caiga el pelo es que el yorkshire es una raza de pelo largo. A diferencia de lo que muchos piensan, no existen dos variedades. La longitud del pelo de estos perros va a depender de factores más bien externos, como por ejemplo, la alimentación, los productos que utilicemos para su cuidado, la frecuencia de peinado, etc. Aunque, por supuesto, y al igual que las personas, nos podemos encontrar con animales de pelo genéticamente más fino, que no va a resistir tanto los peinados y la actividad del animal como otro que sea algo más resistente.
Un yorkshire sano, bien alimentado, y con una higiene adecuada, debe tener el pelo fino, de tacto y brillo sedosos, y una largura que en ocasiones puede superar la altura del animal. 
Con respecto a los colores del pelaje, los más típicos son los negro y fuego, y los plata, aunque también los hay completamente blancos, los yorkshires albinos, y otros con tonalidades que oscilan entre blanco, negro y grisáceo.
En cuanto al tamaño, lo normal en un perro de esta raza es que tenga un peso que oscile en torno a los tres kilos o tres kilos y medio. Lo que no es cierto es que en esto también haya variedades. No existen los yorkshires toy, esos que algunos criadores quieren vender a precio de oro. Es cierto que algunos crecen algo menos, o algo más, como ocurre en todas las especies animales, pero debemos tener en cuenta que un perro que no ha crecido ni la mitad de lo que suele ser normal, lo más seguro es que no haya sido bien alimentado, o tenga algún problema de salud. En cualquier caso, y aún en el supuesto de que simplemente fuese un perro pequeño, estos animales suelen ser mucho más delicados. A menor peso, más fácil es que se presenten las temidas bajadas de glucosa en sangre. El animal tiembla y presenta rigidez muscular, a menudo acompañado de babeo. En estos casos, lo mejor es poner un poco de miel en la encía y frotar suavemente. Después, abrigar bien al animal y esperar a que pase el temblor. Suele remitir la crisis en pocos minutos si es cogida a tiempo, pero lo mejor, sin duda, es prevenirla, para evitar en lo posible las secuelas que pudiera dejar. Poco alimento cabe en un estómago pequeño, así que, un yorki debe tener pienso a libre disposición, para evitar que pase muchas horas sin comer nada.
Otra cosa que me ha llamado mucho la atención con respecto a esta raza, es que tienen un PH muy parecido al de la piel humana, motivo por el cual, muchas personas alérgicas al pelo de perro, optan por tener un yorkshire, porque son los únicos que no les van a producir esos molestos síntomas.
Y, como son tan parecidos a los humanos, también en la higiene deben tener hábitos diferentes a los de otros perros. Mientras que otras razas suelen tener suficiente con un baño mensual, el yorki es un perro que se puede bañar cada quince días, o incluso cada semana, según las necesidades lo requieran.
Lo mejor para cuidar sus preciosas melenas es usar un champú con aceite de visón, un ingrediente muy hidratante, que les va a venir muy bien para que no se les resequen las puntas, y después aplicar una crema o mascarilla suavizante, para que no se enrede. Tienen el  pelo muy fino y con tendencia a hacerse nudos. Lo ideal es cepillar a diario, y es recomendable recoger el flequillo con una coleta, o bien, cortarlo, para que no se les meta en los ojos, ya que los podría dañar.
En mi caso, el baño tiene que ser semanal, ya que vivimos en el campo. Ellos disfrutan corriendo y saltando, pero también se ensucian mucho más que otros. Los jueves, como hoy, son el día de la belleza canina en casa. Es importante acostumbrarlos a peinarse, ya que de lo contrario, el pelo se termina enredando tanto, que hay que cortar.





Con respecto a los parásitos externos, se pueden utilizar varios métodos preventivos. A mí me están dando muy buen resultado los collares repelentes para pulgas, garrapatas y mosquitos. Las pipetas también son una buena opción, e incluso hay unas pastillas que hacen el mismo efecto.
En cuanto a alimentación, utilizo la segunda marca de una de las más reconocidas y recomendadas por veterinarios en comida para perros, y creo que es tan buena como la primera, porque lo digieren perfectamente, están sanos y fuertes, y con el pelo brillante. Les suelo mezclar levadura de cerveza en polvo con el pienso, que además de encantarles, también es un suplemento alimenticio bastante bueno para su salud en general, y para la fortaleza del pelo en particular.
Y desde luego, no puedo despedirme sin mencionar la experiencia más bonita que he tenido con ellos: ver nacer a una camada de cachorritos.


El período de gestación de la perra es de dos meses. Cuando nacen, son completamente negros, con el pelito muy corto y muy brillante. La madre se encarga de todo, les corta el cordón, los limpia y se come la placenta. Ella les enseña a comer y estimula la orina, lamiéndolos. También se come las heces de los cachorritos, procurando tener perfectamente limpia la zona donde ellos están. Una hembra recién parida es capaz de no levantarse ni para comer, con tal de no dejar solos a sus bebés, y no deja que se acerquen otras hembras al cestito donde los tiene. 
La lactancia dura aproximadamente cuarenta días. A los diez días aproximadamente desde el nacimiento, los perritos abren los ojos y empiezan a moverse con más soltura. La madre los va enseñando a comer pienso poco a poco, hasta que son destetados por completo. 
Espero seguir aprendiendo de ellos, porque todos los días me enseñan algo nuevo, al mismo tiempo que disfruto de su compañía y su cariño incondicional.

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