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martes, 30 de octubre de 2018

La planta del curry


Cuando la compramos, era una plantita pequeña. Nos llamó la atención el nombre y el aroma tan intenso que despedía, un olor exactamente igual al de las especias de curry.
Aunque hay algunas cosas que ya sé acerca de muchas plantas, lo cierto es que es tanta la variedad que hay de ellas, que tengo la costumbre, siempre que vuelvo del vivero, de venir investigando las características y cuidados de las que hemos comprado ese día.

Y el día que compramos el curry, veníamos muy contentos, porque ya teníamos la planta apropiada para obtener de ahí la especia. Pero al rebuscar en internet, descubrí que no era así. El nombre le viene del parecido que tiene con ella en cuanto a aroma, pero resulta que el curry no es ni siquiera una especia sola, sino la mezcla de varias de ellas.

De todas formas, nunca me arrepiento de haber comprado una planta. Es parecida a la lavanda. La colocamos a pleno sol, en el jardín, y usamos como macetero un neumático viejo pintado de blanco. A su alrededor, puse unas cuantas plantas más, de manera que quedase una composición bonita, y desde entonces hasta ahora, mi planta de curry ha multiplicado su tamaño de una forma increíble. Resistió la sequía y los calores de dos veranos, y las heladas y fuertes lluvias del invierno pasado, y en la época de calor, me enseñó sus maravillosas flores amarillas.
Es un placer pasar por su lado y percibir su olor, y aunque no la vayamos a poder usar para cocinar, me gusta tenerla, porque es una planta poco común, fácil de cuidar y muy decorativa.

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