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domingo, 28 de octubre de 2018

Un cuadro personalizado



Paseando por internet, estuve viendo la cantidad de decoraciones que se pueden hacer con troncos de árbol. Tenía muchas ganas de probar, y el momento llegó un día que mi marido sacó la motosierra para cortar leña. Le dije que me preparase unas cuantas rodajas de un tronco al que yo ya había echado el vistazo días antes.
Por supuesto que no quise copiar exactamente nada de lo que había visto, me gusta hacer las cosas a mi manera. Pensé colocar los troncos en la pared y hacerle alrededor algunas flores de papel de aluminio, que quedan muy bien, o lo que se me fuese ocurriendo sobre la marcha.
Y lo que se me ocurrió fue escribir un refrán en cada rodaja de tronco, y después colocarlos en la pared con masilla de montaje. Era un engorro tener que hacer tantos agujeros en la pared, y en los troncos, colocar tacos, alcayatas, etc.
Después, me pareció que quedaba un poco pequeño para lo grande que es la pared, y decidí coger pintura de esmalte negro, de la que me sobró de las lámparas del porche, y dibujar alrededor algo parecido a un mandala.
Sobre el terreno fui imaginando, y esto fue lo que salió. Me gustó hacerlo, y me gusta también como ha quedado. Es una decoración muy apropiada para una casa rural, como la mía. Y además, aunque haya cogido la idea de otra gente que ya experimentó antes decorando con troncos, no creo que se nos haya ocurrido a muchos hacer exactamente lo mismo, con lo cual, he conseguido la originalidad que siempre voy buscando.
Me hubiera gustado escribir muchos más refranes. Me encanta el refranero español, porque siempre dice la verdad. Pero bueno, usé los troncos que tenía, y escogí unos cuantos.
Como siempre, intentando hacer algo bonito a partir de objetos que no parecen en absoluto una decoración.

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