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miércoles, 17 de octubre de 2018
Prólogo
He puesto título a mi blog con una frase que me dijeron justo el día que llegué aquí. Me hizo gracia, tanto por la espontaneidad de la persona que me la dijo, como por la verdad que escondía, al menos para mí.
Al buscar el significado de la palabra "cateto", curiosamente no he encontrado ninguno que haga referencia a lo que siempre pensé que era: una persona de pueblo. Bajo mi punto de vista, no es despectivo aquello que no se dice con desprecio. Y, como mi intención no es ofender a nadie, con el permiso de todos, continuaré utilizando el término, junto con toda su familia léxica, para contar mi experiencia en el campo.
Mi padre se pasó la vida deseando tener una casita pequeña, con un trozo de tierra alrededor, donde poder plantar sus propios tomates. Quizá fue esa la razón por la que siempre despertó mi curiosidad cualquier tema relacionado con las tareas de siembra.
A medida que fui mayor, los animales empezaron a tener cada vez más importancia para mí. De tener un miedo absolutamente paralizante a los perros, pasé a amarlos profundamente, mucho más que a muchas personas. Y siempre me provocaron especial simpatía las gallinas, no sé por qué.
A pesar de todo esto, nunca tuve la oportunidad de conocer la vida que se hace en las zonas rurales, porque no estuvo a mi alcance. Mi idea de vivir en el campo era a veces una ilusión, y otras, me parecía que pudiera ser asfixiante no tener contacto con el mundo urbano.
Ese es un error que mucha gente que vive en la ciudad tiene, y hasta que no he vivido la experiencia, no me he dado cuenta de que, sencillamente, es una tontería. El campo no es una cárcel. Puedes ir a la ciudad, o a la zona urbana que más cerca tengas, cuando y cuanto quieras. La diferencia es que, al llegar a casa, tienes lo que muchos no pueden disfrutar nunca, o pagan por hacerlo tan solo unos cuantos días al año.
Mi afán por aprender, me ha ayudado a avanzar mucho más rápidamente en muchas cosas, que a cualquiera que no hubiera mostrado interés. Y a día de hoy, con mucho por descubrir aún, puedo decir que los conocimientos que enseña la madre tierra, son aún más sorprendentes, útiles, interesantes y complicados, que los que se pueden adquirir en cualquier universidad. Nunca me arrepentí de haber estudiado una carrera universitaria, todo lo contrario, pero no me gustó nunca infravalorar a las personas que no lo hacen, de manera que, imagino, mi punto de vista es fiable, porque he visto las dos cosas, y a día de hoy, mi máximo interés es aprender cosas catetas.
Me hubiera gustado ir relatando mis vivencias una a una, según iban ocurriendo, pero, como dicen, nunca es tarde...
Intentaré entremezclar las cosas que he aprendido con las que sigo descubriendo todos los días.
Compartir mi experiencia será, sin duda, una manera de mostrar lo que mucha gente no conoce. Espero sea tan agradable para quien lo lea, como para mí escribirlo.
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Feliz de poder leerte de nuevo. Esto pinta genial.
ResponderEliminarGracias, Susana!Tengo muchísimas historias que contar sobre lo que estoy viviendo aquí. He aprendido muchas cosas, y todavía me quedan muchísimas que aprender. Ojalá te guste, un beso.
EliminarOleee Lupeee un besoooo Ya estás aqui de nuevoo!
ResponderEliminarSiiii!!! Y con muchas ganas de contar cosas! Besitos!!
EliminarMe alegro leerte de nuevo¡¡¡¡Te echaba de menos....
ResponderEliminarGracias!! Por el nombre que me sale aquí, no acierto a saber quien eres...
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