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miércoles, 31 de octubre de 2018

Agapornis




Susi llegó cuando más necesitaba una compañía. Mi Chusco se había marchado y yo... me sentía sola. Me dijeron que los agapornis eran maravillosos, y casi sin pensarlo, de pronto me vi con uno en la mano. Mi hermana sabía que me hacía falta, y que yo lo iba a cuidar mucho, así que me lo regaló.
Este tipo de pájaros los suelen vender con pocos días de vida, cuando aún no son capaces de alimentarse por sí solos. Les llaman papilleros, porque eso es exactamente lo que comen: papilla.
Una mezcla de cereales con olor dulce, que hace que el pajarillo y su criador establezcan un precioso vínculo.
El mundo paraba para que mi Susi tomase su papilla. Cada tres horas, yo sacaba la jeringa con la que le daba de comer, y hasta el trabajo tenía que esperar para que llenase su buche.
No sabía el sexo de ese pajarillo, porque es muy difícil de averiguar. De hecho, aún no lo sé... Pero había que ponerle un nombre, así que, como alguien me dijo que parecía hembra, le puse Susi.

La etapa de la papilla terminó, y Susi empezó a practicar comiendo algunos granitos sueltos de panizo, unas ramitas que venden en las tiendas de animales, y que son muy útiles para que los agapornis aprendan a comer solos.
Susi y yo estábamos siempre juntas. Apenas tenía un rato, la sacaba de su jaula para poder acariciarla, y ella se ponía sobre mi hombro o en mi cabeza.

Los agapornis son un tipo de pájaro muy especial. No son tímidos y desconfiados, como otras aves. Al contrario, ellos buscan la cercanía del humano, llegando a unirse tanto en ocasiones con alguna de las personas que conviven con ellos, que lo consideran su "pareja". Por algo les llaman "inseparables". Les gusta estar siempre muy unidos a quien es su favorito, sea o no de su especie.

La alimentación de los agapornis, además de el mijo que venden especial para ellos, debe ser rica también en frutas y verduras. Son pájaros tropicales, que necesitan tomarlas para estar sanos y bien alimentados.
El aguacate es lo único que no se les debe dar, bajo ningún concepto, puesto que es tóxico para ellos.
Les encantan las semillas de los pimientos, las pipas, la lechuga, el calabacín, la manzana... Y si los dejas hacer... hasta el refresco que estás bebiendo quieren probar.

Con el paso del tiempo, mi Susi resultó algo malhumorada. Cuando sale de la jaula, considera que todo es suyo, y si lo tocas, no duda en darte un picotazo que a veces no es muy gracioso que digamos...
Decidimos buscarle una pareja, porque sacarla de la jaula y freírnos a picotazos era todo uno. Si iba a salir poco, al menos, que estuviese acompañada. Y trajimos a Flori. Tampoco sabemos qué sexo tiene. Se han emparejado porque no les ha quedado más remedio, pero a veces discuten un poco.

Me ponen los dedos morados cuando me acerco, pero yo las quiero como si no picasen. Son muy lindas. O lindos...


Reciclar cajas


No me puedo resistir a la tentación de aprovechar una caja de madera. Aunque no la necesite para nada, siempre intento buscar un sitio y una aplicación para ella. Es una pena tirarlas, porque la madera es considerada un material noble. Son necesarios muchos años para que un árbol crezca, para luego dar un solo uso al producto que se extrajo de él.
Me pareció que esa cajita de fresas que compré había tenido una vida demasiado corta, tan solo lo que tardé en traerla de la frutería hasta mi casa. Decidí guardarla para ver qué hacía con ella. Pensé entonces en cambiar de sitio los botes que tenía con semillas guardadas para plantar, y colocarlos dentro de aquella preciosa cajita.
Transformarla en un almacén de semillas no fue nada difícil. Una capa de pintura acrílica blanca, y después, unos cuantos brochazos mal dados con esmalte de uñas de color negro. No es una obra de arte, pero ha quedado aparente, por lo menos para lo que va a ser usada. Y como me encanta poner etiquetas a todo, le coloqué esas sencillas letras.
Puede ser que más adelante la necesite para otra cosa, y decida cambiarla de aspecto otra vez, pero por ahora está haciendo su función, y decorando mi porche.
Las cajitas de fresas son preciosas, y se pueden decorar de tantas formas, que seguro que en casa tenéis un hueco para ellas. Pintura, tela, papel decorado... todo les queda bien. Y se pueden apilar.
En la cocina, varias cajas de madera pueden hacer de verdulero, o servir para almacenar tarros de legumbres, instrumentos de cocina o paños. En el baño, se pueden usar para guardar toallas, cremas, utensilios para el pelo, etc. Incluso podemos hacer un contenedor bonito para tener a mano y ordenados nuestros cosméticos y maquillaje, o los útiles de oficina. Vuestra imaginación hará que no se pierda en la basura ese material tan versátil como es la madera.
Una manualidad muy sencilla y muy útil.

martes, 30 de octubre de 2018

La mantilla más guapa


Mi abuela ha sido en mi vida un punto de partida y de llegada. Heredé de ella rasgos físicos y también muchos aspectos de mi personalidad. Y lo que no he sacado de ella, es lo que echo de menos en mí ...
La que no se dejó ensuciar el alma con rencor, ni con ira, ni con odio. La que siempre, hasta el último día de su vida, tuvo una sonrisa que regalar a quienes la rodearon.
Pasó por la vida, dejando alegría y buenos recuerdos a todos los que tuvimos la suerte de tenerla cerca. Y, a día de hoy, es mi referente para muchas cosas.
Por eso, un día decidí hacer un retrato de ella. De una foto pequeña, vieja y desgastada, pude sacar el boceto. Pero su sonrisa no la tuve que copiar de ningún sitio, porque esa... la llevo grabada a fuego en mi corazón.
Todavía escucho el tintineo de tu risa en mi mente, inagotable, como mi amor hacia ti. Aún lloro cuando muevo mi llamador de ángeles... y no regresas. Porque eso, es lo que eres, un ángel. Mi ángel de la guarda.

Almendras tostadas


A pesar de la idea generalizada de que los frutos secos contienen mucha grasa, hoy quiero romper una lanza en favor de las almendras. Cierto, contienen grasas, pero grasas beneficiosas y saludables para nuestro organismo. Una vez más, me pongo en favor de los alimentos naturales, intentando fomentar el consumo regular de nuestras protagonistas de hoy: las almendras.

La forma mejor de tomarlas es crudas, y con su piel. Pero tampoco pasa nada por variar un poco, y hacerlas como nosotros las hemos hecho hoy. Una cucharada de aceite de oliva en la sartén y un poco de sal, y transforman su sabor, pudiendo añadirlas así también a ensaladas, guisos y salsas.

Entre las propiedades de las almendras, las más destacadas son su alto contenido en vitamina E, manganeso y magnesio.
Un puñado de almendras diario nos puede, incluso, ayudar a bajar de peso, pues su gran poder saciante hace que, tomadas como tentempié, reduzcamos el consumo calórico de la siguiente comida.
Ayuda a fortalecer tejidos, controla el colesterol, la presión sanguínea y la concentración de azúcar en sangre.
Pueden ser una alternativa a los lácteos, por su contenido en calcio. Refuerza nuestros huesos y dientes.
Además, protegen el sistema inmunológico y el corazón.

En la cocina, son capaces de enriquecer sopas, salsas, carnes y ensaladas. En repostería, ideales para decorar y hacer más ricas nuestras tartas, bollería, hojaldre, y también ingrediente indispensable para muchos dulces navideños o típicos de algún país o región, como la tarta de Santiago, el mazapán o el turrón.

Comer almendras es, sin duda, una forma de cuidarse y disfrutar al mismo tiempo.

La planta del curry


Cuando la compramos, era una plantita pequeña. Nos llamó la atención el nombre y el aroma tan intenso que despedía, un olor exactamente igual al de las especias de curry.
Aunque hay algunas cosas que ya sé acerca de muchas plantas, lo cierto es que es tanta la variedad que hay de ellas, que tengo la costumbre, siempre que vuelvo del vivero, de venir investigando las características y cuidados de las que hemos comprado ese día.

Y el día que compramos el curry, veníamos muy contentos, porque ya teníamos la planta apropiada para obtener de ahí la especia. Pero al rebuscar en internet, descubrí que no era así. El nombre le viene del parecido que tiene con ella en cuanto a aroma, pero resulta que el curry no es ni siquiera una especia sola, sino la mezcla de varias de ellas.

De todas formas, nunca me arrepiento de haber comprado una planta. Es parecida a la lavanda. La colocamos a pleno sol, en el jardín, y usamos como macetero un neumático viejo pintado de blanco. A su alrededor, puse unas cuantas plantas más, de manera que quedase una composición bonita, y desde entonces hasta ahora, mi planta de curry ha multiplicado su tamaño de una forma increíble. Resistió la sequía y los calores de dos veranos, y las heladas y fuertes lluvias del invierno pasado, y en la época de calor, me enseñó sus maravillosas flores amarillas.
Es un placer pasar por su lado y percibir su olor, y aunque no la vayamos a poder usar para cocinar, me gusta tenerla, porque es una planta poco común, fácil de cuidar y muy decorativa.

Mi perrita está preñada!!!




No queríamos que pasara, porque ya tenemos cuatro perros en casa. Intentamos estar alerta de que Luki y Miga no estuvieran juntos durante el celo de ella, que fue más o menos sobre el día veinte de septiembre. Pero parece que tuvimos un descuido, porque esta mañana, acariciándola, le he notado la barriguita algo más abultada de lo habitual. La pusimos boca arriba, y descubrimos el pastel. Mi perrita Miga va a tener cachorros, y parece que no van a ser pocos, porque normalmente no se les suele notar el preñado hasta que no faltan más o menos quince días para el parto.
Son dos meses de gestación. Las hembras jóvenes, como ella, que va a cumplir tres añitos el día de nochebuena, suelen tener cachorros sanos y fuertes. Los partos suelen ser múltiples, ella misma ya tuvo cuatro cachorros una vez. Y esta camada, promete ser preciosa.
Luki, el padre, es un precioso yorki blanco y negro, con un pelo espectacular. Y lo más curioso es que aún no ha cumplido el año, y ya es la segunda vez que va a ser padre...
Miga es de un color de pelaje más habitual, el típico yorkshire plata, muy clarita y con el pelo precioso y como la seda, de suave y brillante.

Calculamos que los perritos nacerán para el veinte o veintiuno de noviembre. Habrá que hacerse a la idea de que, en pocas semanas, vamos a ser unos cuantos más en casa...
De los cuidados de los cachorros se suele encargar la misma madre. Nosotros no tenemos que hacer nada, salvo cuidar que estén calentitos, y tengan limpia la camita donde estén. Habrá que preparar leña y mantitas para que no les falte abrigo a los que vienen ni a su mamá.


lunes, 29 de octubre de 2018

El estragón



Me sorprendió mucho el desarrollo que tuvo mi estragón. Lo sembré de semillas, de las que brotaron unas cuantas. Pasados unos días, se empezaron a secar y terminé por perder la mayoría. Bueno, concretamente, perdí todas menos una. Volví a intentarlo dos veces más, y esa vez, ni siquiera vi un solo brote. Agoté la bolsa de semillas y no salió ninguna más. No estaban caducadas, era primavera, buena época para sembrarlas, y las estaba regando con el mayor cuidado.
Supuse que ese brote también terminaría secándose tarde o temprano, así que intenté no tomarle mucho cariño, pero él seguía vivo después de semanas. Tenía miedo de pasarlo al arriate por si el cambio de sitio me dejaba sin mi preciada ramita. Estaba medio pocha, pero no quería perderla. Así que, lo que hice, fue lo que suelo hacer siempre. Cogí un esqueje y lo planté en el arriate, para probar.
Para mi sorpresa, el esquejito agarró bien en su nuevo domicilio y, como la paciencia no es una de mis virtudes, pocos días después ya llevé a la madre a reunirse con su hijito.
Desde entonces, empezó a crecer y crecer. Este verano ha pegado un estirón increíble. No ha echado flores, pero está precioso. Y ya ha aguantado a la intemperie un invierno y dos veranos completos.

Lo cierto es que a mí no me gusta el sabor del estragón, o a lo mejor es que lo he probado poco... pero igualmente, me gusta tener aromáticas de todas las variedades posibles, así que, lo estoy tratando igual de bien que si fuese mi hierba favorita. Y él, se está luciendo en mi arriate. Esperemos que no se estropee...

El estragón es muy utilizado en la cocina francesa, sobre todo para dar su toque de sabor característico, anisado, picante y ligeramente amargo, a muchas salsas. También se usa para aromatizar vinagres, y como aderezo para pollo, huevos, anguila y ensaladas.

Pero también se puede tomar como infusión, destacando entre sus propiedades, el ser estimulante de la producción de bilis, por lo que es indicado para limpiar el hígado, función sedante, ayuda a combatir los parásitos y lombrices, y favorece la expulsión de los gases.

Una planta no tan habitual como otras, pero de uso, según mi parecer, selecto y específico para platos muy determinados.

Un organizador para el baño


Esta ha sido una de las cosas más útiles que he hecho para casa. No me gustan los muebles excesivamente grandes, y en el baño siempre hay un montón de cosas pequeñas que, al final, van a parar encima del lavabo.
Siempre voy buscando tener los objetos a mano, y colocados de manera que no haya que estar ordenándolos siempre. Pues desde que hice este organizador, ya no ha habido más problema con los peines, cepillos, desodorantes, cuchillas de afeitar o cepillos de dientes.
El vaso de la higiene dental siempre es batalla, porque mantenerlo limpio es prácticamente imposible. Los cepillos gotean...
Es una manualidad bastante sencilla y rápida de hacer. Depende de cómo queráis vuestro organizador, tejéis una cadena de la largura apropiada, y sobre ella hacéis un rectángulo de puntos altos, hasta completar la base.
Yo hice los bolsillos de una sola vez, un rectángulo, que luego fui cosiendo a la base, según las separaciones que necesitaba. Para sujetarlo arriba, tuve en cuenta dejar unos huecos, para luego meter el palo de madera que tenía, sobrante de otra manualidad. Hay quien le hace un doblez y le pone botones, para sujetarlo en una percha de madera, y de ese modo, ya tiene el soporte para colgar incluido.

Sea cual sea la manera en que lo hagáis, os aseguro que será tan agradable hacerlo, por su sencillez y lo rápido que se termina, como práctico a la hora de usarlo.
También es muy útil para la cocina, para colocar especias, utensilios, cubiertos, productos de limpieza... En fin, un todoterreno que además, será económico y entretenido de fabricar.

domingo, 28 de octubre de 2018

Fray Leopoldo


Siempre tuve especial predilección por él. A pesar de no ser demasiado religiosa, me gusta la gente de verdad. Y Fray Leopoldo, demostró con creces que así lo era.
Un hombre que vivió en la más absoluta miseria para dar todo lo que podía a otros, me parece la máxima representación de la bondad en la tierra.
Por eso, siempre tengo una estampita suya cerca, y por eso, decidí un día hacerle un pequeño homenaje, dentro de mis posibilidades.
Me gusta dibujar, sobre todo hacer retratos. Hacer un dibujo de Fray Leopoldo fue algo que siempre me rondó la cabeza, pero no me atrevía, por el reto que representa. No soy una experta, pero estoy contenta con el resultado.
Y hoy, he decidido compartirlo aquí, para que veáis un poco el proceso, desde que empecé, hasta que estuvo terminado.








Y este es mi Fray Leopoldo, un dibujo que disfruté mucho haciendo, y me gusta recordar de vez en cuando.

Un cuadro personalizado



Paseando por internet, estuve viendo la cantidad de decoraciones que se pueden hacer con troncos de árbol. Tenía muchas ganas de probar, y el momento llegó un día que mi marido sacó la motosierra para cortar leña. Le dije que me preparase unas cuantas rodajas de un tronco al que yo ya había echado el vistazo días antes.
Por supuesto que no quise copiar exactamente nada de lo que había visto, me gusta hacer las cosas a mi manera. Pensé colocar los troncos en la pared y hacerle alrededor algunas flores de papel de aluminio, que quedan muy bien, o lo que se me fuese ocurriendo sobre la marcha.
Y lo que se me ocurrió fue escribir un refrán en cada rodaja de tronco, y después colocarlos en la pared con masilla de montaje. Era un engorro tener que hacer tantos agujeros en la pared, y en los troncos, colocar tacos, alcayatas, etc.
Después, me pareció que quedaba un poco pequeño para lo grande que es la pared, y decidí coger pintura de esmalte negro, de la que me sobró de las lámparas del porche, y dibujar alrededor algo parecido a un mandala.
Sobre el terreno fui imaginando, y esto fue lo que salió. Me gustó hacerlo, y me gusta también como ha quedado. Es una decoración muy apropiada para una casa rural, como la mía. Y además, aunque haya cogido la idea de otra gente que ya experimentó antes decorando con troncos, no creo que se nos haya ocurrido a muchos hacer exactamente lo mismo, con lo cual, he conseguido la originalidad que siempre voy buscando.
Me hubiera gustado escribir muchos más refranes. Me encanta el refranero español, porque siempre dice la verdad. Pero bueno, usé los troncos que tenía, y escogí unos cuantos.
Como siempre, intentando hacer algo bonito a partir de objetos que no parecen en absoluto una decoración.

sábado, 27 de octubre de 2018

El nogal



No podíamos volver del vivero con una sola planta, así que después de coger yo mi maravillosa vid de uvas negras sin pepitas, mi marido se fue empicado a por el nogal.
La verdad es que este árbol siempre me ha llamado también bastante la atención, y por supuesto, nunca voy a poner pegas a la entrada de una nueva fuente de vida en casa.
Es un árbol que se adapta bastante bien a cualquier tipo de suelo, y puede llegar a tener una altura y un grosor de tronco bastante considerables. Según he leído, hasta cuatro metros de altura por dos de diámetro. Al igual que otros frutales, pierde sus hojas en la estación invernal, floreciendo en primavera. Ofrece sus frutos en otoño. La calidad del fruto dependerá del grado de humedad que se le administre, siendo mejor el riego por goteo, directamente al suelo, para evitar enfermedades.
En cuanto a las nueces, pocas cosas hay que decir de ellas que ya no se sepan. El alimento estrella para nuestro cerebro.
Cargada de ácidos grasos omega 3, la nuez es un fruto que, además, contiene una cantidad destacada de vitamina E, hierro, fósforo, zinc, cobre, magnesio y manganeso.
Los beneficios para la salud cuando incluimos las nueces en nuestra dieta, son múltiples. Por ejemplo, son buenas para prevenir los cálculos biliares, retrasar enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer, tienen efecto antiinflamatorio y ayudan a mejorar problemas de la piel, como la psoriasis.
En cuanto al aporte calórico de las nueces, no es relevante si tenemos en cuenta la baja cantidad de ellas que podemos consumir en una comida. Cierto es que posee gran cantidad de grasa, pero también es verdad que son grasas saludables para el cuerpo, de las que no nos debemos preocupar. Por su alto nivel saciante, pueden ser indicadas como tentempié en dietas de adelgazamiento, ya que dos o tres unidades pueden ayudarnos a mantenernos sin hambre hasta la siguiente comida.

Personalmente, opino que no debemos preocuparnos nunca del consumo de alimentos a los que yo llamo "limpios". Los alimentos que la naturaleza nos da, en su estado puro, y consumidos de una manera razonable, nunca deben ser, según mi criterio, eliminados de la dieta, a menos que tengamos un problema específico de alergia o una dieta específica por cualquier enfermedad.

No entiendo por qué muchas personas restringen de una manera radical, ciertos alimentos limpios, como el huevo, los frutos secos, las uvas, la miel, los higos, los plátanos, las chirimoyas, etc... y sin embargo, para darse un capricho dulce o graso, recurren a productos de bollería envasados, que les dan menos "miedo" que una yema de huevo, cuando en realidad, esos son los verdaderos enemigos de nuestro organismo.

Mi nogal tardará aún un par de temporadas en dar frutos, porque aún es muy pequeñito. Pero os iré enseñando de vez en cuando cómo va creciendo.


¿Parra o vid?


Hoy visitamos el vivero. Solemos ir, al menos, un par de veces al mes. Me encanta ver las plantas nuevas que van llegando. El primer sitio que visito, siempre, es la mesa de las aromáticas. Mi arriate necesita tener todas las variedades posibles, y casi siempre hay alguna nueva que me puedo traer.
Pero hoy no íbamos a comprar plantitas pequeñas, ni de decoración. Hoy era día de frutales.
No es buen sitio para este tipo de árboles la zona donde vivimos. Las heladas en invierno son muy fuertes, y el verano, termina quemando todo lo que no se congeló con los fríos. Los climas extremos tienen esa dificultad. Además, el sustrato es de una calidad bastante pobre, y hay mucha roca. Aún así, no nos resignamos, y siempre vamos buscando plantas y árboles que resistan este tipo de dificultades, para poder tener un bonito jardín, y algunos frutos que recoger cuando llega la época.
Tenemos muchas ganas de tener un naranjo, o un mandarino, pero nos hemos resistido a la tentación, porque sabemos que los cítricos aquí tienen muy pocas posibilidades de vida. A pesar de todo, el limonero que compramos hace dos años, está vivo y tiene muy buena salud, pero no se tiene siempre la misma suerte.
Nos gustó el nogal, pero decidimos no cogerlo hasta el final. Desde luego, yo no iba a irme de allí hasta que no mirase una por una todas las plantas. Y haciendo el paseillo de rigor, encontré lo que realmente llevo buscando tanto tiempo: la vid.
Darme cuenta de que era de uvas negras, me hizo abrir los ojos aún más, pero lo mejor es que la variedad, además, era ¡sin pepitas!
Cogí la más bonita que había, dentro de lo que cabe, porque esta es la época en que las hojas se empiezan a deteriorar, al ser la vid un arbusto de hoja caduca.
La variedad es vitis vinífera. Tener una vid ya era algo que venía deseando hace tiempo, pero que fuese de uvas negras, y además sin pepitas, eso... ya es otro nivel...
La pregunta del millón, que muchos alguna vez, como yo, se habrán hecho, es: ¿es lo mismo una vid que una parra?
Pues sí, es exactamente la misma planta. Arbustiva, trepadora, de tallo leñoso y hoja caduca. Los frutos son bayas de forma ligeramente ovalada y tamaños diferentes, según la variedad.
Lo que diferencia una vid de una parra, es la forma de podarla. La parra es una vid podada de forma que se le permita crecer en altura. Hay que tener un soporte donde se pueda ir enredando, para poder dirigirla. Es una planta que pasa el invierno en estado latente, y comienza a brotar en primavera, para dar el fruto en los meses de verano.

La uva es una de las frutas estrella de nuestra gastronomía. Durante mucho tiempo, nos ha llevado a error el hecho de que las dietas de adelgazamiento la colocasen en la lista de alimentos prohibidos, por su alto contenido en azúcar, según decían.
Pues bien, el contenido de azúcares de este fruto, en realidad no es alto, sino medio. Y además, el aporte calórico se ve contrarrestado con su capacidad depurativa.

Además de sus propiedades depurativas, destaca el hecho de que pueden ser de ayuda para equilibrar el contenido de glucosa en sangre, ya que estimulan la producción de insulina. También son apropiadas para mejorar el estado de ánimo y superar etapas de fatiga y cansancio.

Pero lo más interesante que os tengo que contar acerca de las uvas, viene ahora.
En la piel de la uva negra, se encuentra una sustancia llamada resveratrol. Este compuesto, actúa como antibiótico natural para la vid, protegiéndola de infecciones por hongos. Pero no solo para la vid es beneficioso este compuesto.
El resveratrol es el antioxidante más potente que existe, por encima de la vitamina E. Un compuesto capaz de actuar a nivel interno, promoviendo el rejuvenecimiento celular en, prácticamente, todos los órganos de nuestro cuerpo. Lo más visible, después de consumir resveratrol de forma continua, será la mejora evidente del estado de nuestra piel. Pero, a nivel interno, su actuación es mucho más relevante, por ejemplo, devolviendo elasticidad a los vasos sanguíneos, de forma que las personas que lo consumen, tienen menos riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Es excelente, además, para proteger nuestro sistema inmunológico, previene el cáncer y puede ayudar a frenar, incluso, el Alzheimer. No en vano, algunos estudiosos del tema lo han llegado a llamar "la molécula de la eterna juventud".

La mayor concentración de este compuesto la obtenemos del vino tinto, pero el problema es que el consumo de éste debe ser moderado, por el alcohol que contiene.

Podemos cuidar nuestro cuerpo de una forma tan natural como deliciosa, incluyendo en nuestra dieta más cantidad de uvas. Yo voy a intentar que mi vid se encuentre muy cómoda en casa, y el verano que viene espero poder enseñar los frutos.....

Chorizo en manteca


Hoy ha sido mi suegra, Pepi, la que me ha mandado foto de la receta del día. Es una forma estupenda de conservar el chorizo fuera de la nevera, evitando que se quede seco, y extrayendo todo su sabor en la manteca que lo envuelve.
El procedimiento para conservar alimentos en grasa es siempre básicamente el mismo, lo que difiere de unos a otros es el aliño que le pongamos. Es tradición en las zonas donde siempre se han criado animales para matanza, preparar las carnes de forma que durasen todo el año, y sin nevera, puesto que antes no existían.
Hoy en día, las cosas han cambiado, y lo que en el pasado era una necesidad, ahora es un lujo. Nada mejor que disfrutar de un plato artesano, al aire puro y fresco de la montaña.
El exceso calórico no es una buena idea, pero al menos de vez en cuando, y sobre todo en épocas de invierno, que el cuerpo necesita más aporte energético, podemos hacer una excepción. ¿No os parece?

Ingredientes:

_ Chorizos frescos
_ Manteca de cerdo

Preparación:
En una sartén honda o cazuela de barro ponemos los chorizos, y agregamos la manteca de cerdo, calculando la cantidad para que queden cubiertos.
Tapamos la olla y dejamos cocer a fuego lento, hasta que se empiecen a dorar un poco. Retiramos del fuego y ¡listo!
El proceso puede llevar algún tiempo, puesto que la cocción la vamos a hacer muy despacio. De lo contrario, los chorizos quedarían bastante duros y secos.

Como habéis podido comprobar, es una receta muy sencilla, y de un costo relativamente bajo. Lo más importante será, en este caso, la calidad de los dos únicos ingredientes que vamos a emplear. La manteca, si puede ser de cerdo ibérico, mucho mejor, y en cuanto al chorizo, intentad buscar un sitio de confianza en donde lo elaboren de forma lo más artesanal posible.

viernes, 26 de octubre de 2018

El cóleo


Hoy dediqué especial atención a esta planta tan preciosa. Tenía muchísimas flores, y las hojas estaban empezando ya a verse mustias y con el color más apagado. Como ya he conseguido un "hijito", que nació de una semilla que cayó en la maceta que había al lado de mi cóleo, he pensado que lo mejor sería cortar todas las flores, para evitar que la planta consuma toda su energía en mantenerlas con vida. Le quité las hojas feas, las que estaban más apagadas, y algunas que estaban ya tan deterioradas, que se caían solas. He aprovechado para echar todo lo que he cortado en un arriatito que tenía vacío, a la espera de una nueva visita al vivero, por si de alguna semilla brotase algo. También he sembrado un esqueje, para ver si prospera. Me gusta tener variedad, no plantar siempre lo mismo por todas partes, pero también me encanta experimentar. No me atrevo a ponerla en el jardín, por si se estropea, ya que aquí donde vivimos, las temperaturas son extremas, pero voy a intentarlo con uno de los esquejes que consiga sacar, a ver qué pasa...

El cóleo es una de esas plantas, de las que son más bonitas las hojas que las flores. La vistosidad de sus colores, hacen que sea una de las mejores opciones para decorar nuestra casa, si queremos añadir un toque de alegría, sin tener que esperar a la floración.
Los cóleos son muy apropiados para tener en interior, ya que no aguantan bien las exposiciones prolongadas al sol, ni las heladas en invierno. En caso de que viváis en una zona de inviernos suaves, sí podéis tener esta planta en el jardín todo el año, siempre y cuando busquéis un lugar resguardado del sol directo.

En cuanto a sus cuidados, no es muy exigente. Un buen drenaje en la maceta que vaya a estar, será suficiente para que el exceso de agua no pudra sus raíces. En las épocas cálidas, la planta desarrolla unos tallos largos alrededor de los cuales se disponen las flores, de tonos que van desde el blanco al azul, o el malva. Es frecuente que las hojas pierdan durante esta etapa un poco de viveza, por lo que es recomendable quitarle, al menos, algunas de las flores, cortándolas por debajo del primer par de hojas.

Se reproducen muy bien por esquejes, y también por semilla. Para obtener un nuevo cóleo a partir de un esqueje, debemos cortar un tallo pequeño, quitarle las hojas de más abajo, para que pueda enraizar bien, y colocarlo en una maceta, en donde deberemos mantener humedad suficiente, al menos hasta que empiecen a crecer las primeras raíces. También es fácil conseguir que desarrolle raíces simplemente metiendo el esqueje en agua, de manera que nos puede servir como decoración, en cualquier botella o jarrón.


El perejil.



El perejil es una planta que no puede faltar en nuestra cocina. Además de aportar color a nuestros platos, tiene propiedades que no debemos pasar por alto.
Es una fuente de vitamina K, necesaria para reforzar los huesos, vitamina C, para las defensas, betacarotenos, para frenar el envejecimiento, hierro, calcio, potasio, fósforo, ácido fólico y vitamina A.

Consumir perejil en nuestros platos, favorece la digestión, depura los riñones, ayuda a bajar de peso, regula la presión arterial, aumenta la resistencia de piel y mucosas, mejora la circulación y previene los resfriados y la gripe.
En infusión, o simplemente triturando las hojas y aprovechando su jugo, podemos obtener múltiples beneficios de esta hierba, también a nivel tópico. La piel y el cabello obtienen más brillo y resistencia, siendo capaz una mascarilla hecha con hojas frescas de perejil trituradas, de devolver la tersura y luminosidad a una piel apagada, así como suavizar y hacer más brillante y resistente a la caída nuestro cabello. Buen remedio para los problemas de caspa y seborrea, usando una infusión de perejil como último enjuague. Puede ser una solución para piojos, y es eficaz para estimular el crecimiento del pelo y evitar la caída, así como intensificar su color natural.
Además, refresca y purifica el aliento, por lo que suele ser usado junto al ajo, para contrarrestar olores desagradables.
Es una planta muy fácil de mantener. No necesita un espacio determinado, aguanta muy bien el frío y calor extremo, y solo requiere ser regada con frecuencia para estar preciosa.
En la época de verano, los tallos crecen y se vuelven mucho más gruesos. Es el momento en el que la planta empieza a secarse, para echar la semilla.
Si tenemos una planta de perejil en casa, lo ideal es ir cortando las hojas que necesitemos, dejando siempre, al menos, una en el centro, que será la que crecerá y echará la semilla para la siguiente temporada.
Si las cortamos todas, no volverá a brotar, así que hay que tener esa precaución.

Podemos sembrar nuestro perejil de semilla, es muy fácil conseguir que brote, tan solo manteniéndolo húmedo y con bastante luz. No hay que enterrar las semillas demasiado, para que no les cueste mucho salir a la superficie, con apenas dos milímetros de tierra por encima, es suficiente.

Y además, tenemos la opción de tener nuestra planta de perejil en un vaso con agua, en nuestra cocina. Yo he probado a arrancar varios tallos con raíces y sumergirlas. El de la foto tiene ya casi un mes, y he observado que las raíces han crecido bastante, y tiene muchos brotes nuevos. No sé si a la larga, echará de menos los nutrientes de la tierra, pero por ahora, está funcionando.

Aliño para aceitunas


¡Por fin llegó el día! Después de una semana, cambiando el agua a diario a las aceitunas aloreñas, hoy ya las he aliñado. No hubiera hecho falta tenerlas tantos días en agua para endulzarlas, porque esta variedad tiene un fruto muy dulce. Hay quien opina que si les quitas por completo el sabor amargo, pierden la gracia. Pero a mí me gustan así.
Intentaré dar una receta más o menos normal, pero debo advertir que nunca mido las cantidades. Al fin y al cabo, sobre gustos no hay nada escrito, y cada uno puede usar más o menos aliño, según sus preferencias. Esa es la idea, cuando se hace algo artesanal, personalizar al máximo lo que estamos elaborando.

Ingredientes para tres kilos de aceitunas aproximadamente:

_ Dos cabezas de ajos
_ Tres limones
_ Cinco hojas de laurel
_ Un puñado de sal
_ Medio litro de vinagre
_ Tomillo
_ Romero
_ Pimentón dulce
_ Orégano
_ Pimientos asados

Elaboración:

Quitamos el agua a las aceitunas. Durante una semana aproximadamente, habremos eliminado el sabor amargo cambiando este agua cada veinticuatro horas, y añadiendo un puñadito de sal. Las enjuagamos bien y las volvemos a poner en el cubo donde estaban.
Añadimos los tres limones cortados en trocitos pequeños. Yo los corto por la mitad y luego hago rodajitas, pero cada uno lo puede hacer según le guste. Cuanto más troceado esté, mejor soltará su sabor en el aliño.
Machacamos los ajos y les quitamos la piel, y los añadimos también.
Cortamos en tiritas los pimientos rojos asados y los agregamos. Yo he usado de los que venden en latas. Tres pimientos en total.
Añadimos un par de ramas de romero y otro par de ramas de tomillo. Se pueden desmenuzar, echarlas enteras o partirlas en trocitos. Un par de cucharadas de orégano, el laurel, la sal y más o menos media lata de pimentón.
A continuación, echamos el vinagre, y por último, completamos de agua, hasta arriba.
Con las manos, movemos muy bien nuestro aliño, para que quede repartido. Y ya, solo nos queda volcar toda la mezcla en un recipiente bien grande de plástico o cristal. Es muy importante que lleve tapadera, y que las aceitunas estén completamente cubiertas de líquido. Si vemos que no es así, antes de tapar añadimos un poquito más de agua, y removemos.

Tres o cuatro días son suficientes para que ya, las aceitunas empiecen a tener el gusto del aliño, pero si las dejamos más, podremos disfrutar de un sabor bastante más intenso.
Yo soy muy aficionada a esconder las cosas, hasta que considero que deben ser usadas. Así que, esta vez, me toca guardar muy bien el bote, para que no vuelen antes de estar en su punto.

Es esta la época apropiada para aliñar aceitunas, porque a partir de este momento, dejan de engordar, y empiezan a tomar el color oscuro de la madurez. En algunos mercados las venden enteras, sin procesar, para que cualquiera pueda disfrutar de la experiencia de hacer su propio aliño. Es una tarea bastante entretenida, y muy satisfactoria. Os aconsejo intentarlo.

jueves, 25 de octubre de 2018

El jade, la planta del Feng Shui




Mi amiga Angu me comentó el otro día que tenía una plantita en casa, sacada de un esqueje, que según le habían dicho, curaba los papilomas.
Me mandó la foto de un jade, y al momento me apresuré a decirle que la conservase, porque tenía en casa una joya.
Pertenece al género de las plantas suculentas, pudiendo almacenar una gran cantidad de agua en sus hojas, de ahí su aspecto abultado. Al igual que el aloe vera y otras plantas de la misma familia, posee propiedades curativas, a nivel tópico sobre todo. Aplicado su jugo directamente sobre la piel, puede curar heridas más o menos profundas, quemaduras, papilomas, herpes e incluso aliviar las hemorroides. Un masaje con el jugo de esta planta es beneficioso para reducir los dolores producidos por problemas en articulaciones. Incluso, se puede tomar en infusión, pero no es recomendable tomarla en altas dosis, ya que contiene arsénico, una sustancia tóxica, hasta el punto de provocar pérdida de conocimiento.

La planta del jade, además de ser majestuosa en cuanto a estética, según el Feng Shui, posee un poder de atracción excelente para las energías positivas. Salud, dinero, bienestar general de la familia que la posee, armonía en el hogar y suerte en general, son los beneficios que conlleva tener en casa una de estas plantas.
Es una planta fácil de cuidar, y acepta de buen grado cualquier condición climática. Se adapta tanto a exterior como a interior. En verano, sus hojas pueden tomar un tono rojizo en los bordes, debido a las exposiciones prolongadas al sol. A principios del otoño, se deben reducir los riegos al máximo. La floración llega con los primeros fríos. Sus flores son claras, casi blancas, pero con tonos rosa. Es maravilloso ver como la planta que, dicen, atrae todo lo bueno, se llena de flores.

Según el Feng Shui, debemos situar nuestro jade en la entrada de la casa, bien directamente en el suelo, si tenemos un jardín, o en maceteros de barro, procurando evitar los plásticos, que podrían interferir sobre la energía positiva. Es costumbre enterrar una moneda al año en el sitio donde tenemos la planta, para atraer la prosperidad y el éxito económico.

Y si la colocamos en interior, dependerá su situación de la parte que queramos mejorar. La zona de estudio o de trabajo, pueden ser un buen lugar para colorar el jade, ya que su energía positiva ayudará a impulsar el crecimiento de esta parte de nuestra vida.

Es una planta que puede alcanzar la categoría de árbol, llegando a tener una altura de más de un metro. Para ello, debemos hacer una poda de las ramas justo antes de que empiece la primavera, que es cuando comienza su crecimiento, para darle la forma adecuada, y evitar que el peso de las ramas y hojas impidan que crezcan y engrosen el tronco y las raíces.

Y la reproducción de esta planta, se hace por esquejes. Es bastante sencillo obtener un nuevo jade, a partir de uno que ya tengamos.
Imagino que Angu no tendrá problema en repartir esquejes, cuando su plantita sea un poco mayor. Yo tengo una también aquí, así que, cuando queráis, repartimos energía positiva.

Huevos de colores

Como ya comenté, hablando de mis gallinas, los huevos que ponen cada una dependen del tono de plumaje que tengan. Hoy hice una foto para que vierais bien cómo es cada uno.

El huevo de arriba lo ha puesto una gallina blanca, el de abajo, una gallina marrón, y el del centro, una gallina completamente negra. Hay una raza, la gallina araucana, que pone los huevos de cáscara azul. Esto es debido a un retrovirus, inofensivo para los pollos domésticos, que hace que cambie la composición de la cáscara del huevo, por acumulación de biliverdina en el útero de las gallinas. Su consumo, dicen, es bueno para la salud, ya que estos huevos contienen algo menos de grasa en la yema que los de gallinas de otras razas. Y, como a mí me encantan las novedades, estoy deseando poder tener en casa una gallina de huevos azules...
Los huevos de gallinas criadas en el campo, tienen la yema mucho más densa y oscura, y si hay gallo, normalmente vienen con piso. En la foto se puede apreciar, es el puntito blanco que se ve en la yema, a la izquierda. Los huevos que compramos en el supermercado, no suelen traer piso, porque en los corrales dedicados a la explotación industrial, normalmente no hay gallos.


No pasa nada por consumir huevos pisados, porque si la gallina no los incuba, no hay pollito. Sin embargo, desde el primer día de incubación, ya sí se pueden apreciar cambios en la yema, y entonces, sí estaríamos quitando la oportunidad a un nuevo pollito de venir al mundo.

Con respecto a la caducidad, hay que decir que el huevo es uno de los alimentos que menos riesgos conllevan para la salud, en el caso de que se consumieran pasados de fecha. Más que el tiempo, hay otros factores que pueden contribuir a que un huevo no esté en condiciones para el consumo. Por ejemplo, la forma de conservarlo. No es necesario tenerlos en la nevera, pero una vez que ya se han metido, no es conveniente sacarlos. Los cambios de temperatura y humedad, pueden afectar a la permeabilidad de la cáscara, a través de la cual pueden pasar bacterias que estropeen el alimento.
Hay muchos trucos para saber si un huevo es fresco o no. El más extendido es sumergir el huevo en un recipiente con agua. Los más frescos, se irán al fondo, mientras que los que lleven más tiempo, se mantendrán de pie. Los que flotan, no deben consumirse.
Pero si vamos a cocinar huevos, y no hemos hecho la prueba de sumergirlos, se puede saber cómo de fresco es, tan solo viendo su apariencia al abrirlo.
La membrana que envuelve la yema pierde fuerza con el paso de los días, por lo que un huevo pasado de tiempo, romperá y expandirá su yema al más mínimo roce. Si lo ponemos en un plato, veremos que la clara está como dividida en dos partes, una más densa, pegada a la yema, y otra, algo más líquida, alrededor. Ese es el aspecto que tiene un huevo recién puesto. Los que llevan varios días, tienen la clara mucho más líquida en su totalidad.
Y, si observamos la cáscara después de abrirlo, veremos una pequeña cámara de aire en uno de los extremos del interior del huevo. Cuanto más pequeña sea esa cámara, más fresco estará el huevo. Según pasan los días, la cantidad de aire que hay en esa cámara es mayor, por eso flota cuando lo sumergimos en agua.

El huevo es uno de los alimentos estrella de nuestra alimentación. Proteína en estado puro en la clara, con algo de grasa en la yema. No son grasas de las que nos debamos preocupar, sino todo lo contrario. Solamente tendrán que tener cuidado con el consumo de huevos las personas que tengan un serio problema de colesterol, aquellas que deban seguir una dieta demasiado estricta. Y, en este caso, solamente con eliminar la yema, ya podrían disfrutar del placer de incluir huevo en su dieta sin peligro.
Además de su delicioso sabor y su versatilidad en la cocina, el huevo es poco calórico, aportando aproximadamente sesenta calorías por unidad. Son de fácil digestión, y tienen un gran poder saciante. Contienen aminoácidos esenciales para el organismo, carotenoides, antioxidantes que ayudan a frenar el envejecimiento celular, y un alto porcentaje de colina, imprescindible para mujeres embarazadas, por ayudar al desarrollo del sistema nervioso del feto, y evitar defectos en el nacimiento.

Sin embargo, es importante saber que el huevo debe consumirse cocinado, sobre todo la clara. No es beneficioso para la salud comerla cruda, porque puede impedir que asimilemos bien ciertas vitaminas, además del riesgo que supone la exposición a ciertas bacterias que pudiera tener. La yema, en cambio, es preferible dejarla sin hacer, puesto que sus grasas se digieren mejor en estado líquido, y además, evitamos la toxicidad al sobrecalentarla, sobre todo si es en aceite.



Calabaza frita con chorizo


Mi amiga Rosana hizo hoy nuestra deliciosa calabaza frita y me mandó esta foto.
Esta receta la copiamos de mi abuela, la mujer más espectacular que he conocido, en todos los sentidos. Ella hacía comidas que yo aprendí, y que después, han sido siempre un éxito asegurado en donde quiera que las he compartido.
Es buena época para comprar calabazas, así que, os animo a probar este plato de sabor tan característico. El dulzor de la calabaza, casa a la perfección con el sabor fuerte del chorizo. Y la textura... es una pasta fibrosa, diferente a casi todas las cosas que he probado. Se puede tomar como plato único, acompañada de un par de huevos fritos, que le van a la perfección, o utilizar como guarnición de alguna carne. Para mi gusto, digna del mejor chef.

Ingredientes:

_ Una calabaza mediana
_ Un trozo de chorizo
_ Tres o cuatro dientes de ajo
_ Una cebolla grande
_ Laurel
_ Pimentón dulce o picante
_ Sal
_ Aceite de oliva
_ Comino molido

Elaboración:

En una sartén, olla o cazuela de barro, ponemos un chorro de aceite de oliva. Sofreímos los ajos picados y la cebolla, hasta que esté tierna. El mejor momento para añadir la sal, es justo cuando echamos la cebolla a la sartén, porque hace que suelte el agua más rápido y se hace antes.
Pelamos la calabaza, le quitamos el corazón y las semillas y cortamos la carne en cuadraditos. El tamaño de los trozos tendrá que ver con el tiempo que tarde. Cuanto más pequeños, antes tendremos nuestro plato listo.
Añadimos la calabaza, el laurel, el pimentón y el comino, y lo dejamos a fuego lento, removiendo de vez en cuando.
Poco a poco, veremos como los cubitos de calabaza se van deshaciendo. Cuando ya estén tiernos, es el momento de añadir el chorizo. Lo ideal es hacer trozos pequeños, rodajas o daditos, para que suelte mejor el sabor, y se reparta bien. Yo acostumbro a pelarlo, molesta mucho tener que quitar la tripa cuando estás comiendo.
Cuando ya veamos que la calabaza está completamente deshecha, apartamos del fuego. Podemos servir este plato caliente o templado.
Muchas gracias, Rosana, por colaborar. Y a mi abuela, gracias también por habernos enseñado a hacer esta delicia.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Las hamburguesas de Angu.

Como dicen, una mano no se lava sin la otra. No sirve de nada hacer un blog, sin la ayuda de la gente que lo lee, y que colabora para que cada día sea más bonito. Hoy, mi amiga Angu me mandó foto de sus hamburguesas de espinacas, y me pasó una receta nueva: tortitas de bacalao con acelgas.
La elaboración es muy parecida a las que hicimos de espinacas, pero con los ingredientes que acabo de mencionar, y sustituyendo el pan rallado por harina. No las he podido hacer, pero apenas consiga unas fotos, pondré la receta con las cantidades y la elaboración bien explicadas.
Os dejo la foto de las hamburguesas de espinaca, a Angu le han gustado mucho. Y sinceramente, le han salido más bonitas que a mí.


Gracias, Angu. A ti, y a tod@s los que seguís el blog.

Congelar ajos.

El contenido de esta entrada es apropiado para dos tipos de personas: las que tienen poco tiempo y las que tienen muchos ajos.
Más de una vez hemos llegado a casa del trabajo y nos hemos encontrado con que no teníamos nada preparado de comida. Ponerse a cortar verduras para hacer un sofrito, o simplemente, picar unos dientes de ajo, puede llegar a ser una verdadera molestia, cuando no hay tiempo ni ganas.
Si habéis probado los ajos deshidratados que venden en botes de especias, supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que ni el sabor, ni la textura, tienen nada que ver con un ajo fresco.
Afortunadamente, en muchos supermercados ya encontramos los ajos partidos y congelados en bolsitas, pero, en mi opinión, no hay nada como lo hecho en casa.
Y, desde luego, para el segundo grupo de personas, que somos las que tenemos muchos ajos, esta es una opción ideal también, porque si los dejas al aire, o incluso en la nevera, terminan perdiendo cuerpo y al final te quedas sin ellos, por no hablar del olor que dejan por todas partes cuando son muchos...
El verano pasado, cuando recogimos nuestra cosecha de ajos, aprendí a hacer las famosas trenzas que se hacen con ellos. Pero hice solo una, y la colgué en la cocina. Sirvió de adorno rústico mientras duró, y al mismo tiempo, es una forma muy útil de tener los ajos recogidos y a mano.
Pero había muchos más. Había que congelar, si no queríamos perder todo el trabajo de siembra, cuidados y recolección.
Y entonces, mi hermana Noe me hizo el regalo del siglo. Llegó ella un día con una cubitera de silicona, con un espacio de relleno muy pequeño para hacer hielo, pero ideal para congelar ajos.
En realidad, la utilizo para muchas cosas. Congelo ahí hierbas aromáticas, a veces con el aceite de oliva ya incluido, para después usar en salteados, ensaladas o sofritos. Cuando ya están duros, se pueden sacar muy fácilmente, así que los saco todos, los meto en una bolsita de congelación, o en una fiambrera de plástico, y ya está libre otra vez mi cubitera para otra cosa. Y los cubitos, bien separados y en cantidades muy útiles para ir usando según la necesidad.




Ya no sé qué haría sin mi cubitera. Los ajos se descongelan muy rápido, y quedan igual de sabrosos que si estuvieran frescos. 

Lámparas con ruedas de bicicleta.

Nos gusta sentarnos en el porche por las noches. Es un espacio pequeño, al aire libre, pero resguardado del rocío y los vientos que suele haber por aquí. Muchas veces nos dan las tantas de la madrugada ahí, porque se está fenomenal. Pero a mí me gusta estar siempre haciendo algo, y había poca luz con una única bombilla que hay en el farolillo de encima de la puerta de entrada.
Por supuesto, que ya lo de pensar en comprar cosas hechas, hace tiempo que pasó a la historia. Me encanta reciclar, es maravilloso.
Así que me puse a mirar ideas de lámparas hechas con objetos que ya no sirven. Encontré miles de posibilidades, pero hubo una que me encantó, por lo bonita y original que quedaba, porque era ideal para mi porche, y porque tenía todos los materiales aquí, sin tener que comprar nada. Así que, me podía poner manos a la obra apenas tuviese un ratito.
La base de la lámpara es la rueda de una bicicleta. Fue fácil hacerla, y quedó preciosa, al menos para mi gusto.
Sacamos las dos ruedas a una bici que teníamos, y a la que no dábamos uso. Queríamos ver cómo quedaba, así que decidimos hacer primero una, y si nos gustaba, ya haríamos la segunda. 
Pintamos la rueda entera, radios incluídos, con pintura de esmalte color negro satinado.
Mi marido cortó trozos de una cadena y yo los pinté también de negro. Después, pasamos cuatro trozos de cadena por entre los radios, y los sujetamos arriba todos juntos con un mosquetón bien grande.
Luego, él hizo la instalación del portalámparas, la bombilla y el cable. Nos gustó cómo quedaba, pero... le faltaba algo, un adorno que personalizase un poco nuestra lámpara.
De las latas de cerveza cogí el material para lo que sería el toque final. Corté mariposas de distintos tamaños, las doblé un poco por la mitad, y les hice un agujero con un punzón en cada ala. Después, las pinté también con esmalte negro, y las sujeté alrededor de la rueda con hilo invisible.
Al contrario de lo que yo pensaba, no es nada difícil cortar las latas de refrescos o cervezas, y son una materia prima ideal para hacer manualidades. 



Y ahí tenéis el resultado, en la primera imagen, sin las mariposas, y en la segunda, ya terminada del todo.
Una manualidad bastante fácil, y que queda muy bonita para una terraza o un porche.
Y, como nos gustó, hicimos la segunda de la misma manera. Ahora mi porche tiene bastante luz para poder seguir haciendo manualidades en él.                                                                                                                                                                


martes, 23 de octubre de 2018

Pizza casera.



Esta noche ha tocado pizza. Me gusta hacerla, porque sabe distinto de las que venden. Lo que la hace distinta de las demás es la masa, que recién hecha, no tiene nada que ver con las congeladas esas que solemos comprar.
En realidad, la masa de pizza es igual que la de pan, o al menos yo la hago igual. La única diferencia es la forma y el grosor que se le da, y que para hacer un pan, normalmente no se le echa aceite.
Es muy importante usar levadura fresca de panadería, porque de lo contrario, no va a subir la masa, y estropeará nuestra pizza.

Ingredientes para la base:

_ 600 gr. de harina (lo ideal es usar la de fuerza, pero yo uso harina de trigo normal y sale muy bien)
_ Una cucharadita de sal
_ Una pastilla de levadura fresca de panadería

_ 400 ml. de agua templada (yo la pongo caliente, para que suba antes)
_ 50 ml. de aceite de oliva.

Los ingredientes que pongamos encima, son al gusto, así que no os voy a dar un patrón a seguir. Para la pizza que he hecho yo hoy, por ejemplo, he usado tomate frito de base, queso de lonchas, atún y jamón cocido en daditos, pero se puede hacer de lo que más nos apetezca, desde un sofrito de carne picada, bacon con nata, atún con pimientos rojos, verduras, embutido, hasta chocolates, para hacer pizzas dulces, que también están muy bien.
El orégano es un aderezo que le da un sabor inconfundible, pero hay personas a las que no les gusta mucho, así que, como la pizza es nuestra, nosotros decidimos si ponerlo o no.
Yo normalmente la hago como la de hoy, pero le añado aceitunas con sabor a anchoa y sin hueso, cortadas en rodajitas. Y hoy... no había aceitunas.

Elaboración:

Pesamos la harina y la colocamos en la amasadora, o, si vamos a amasar a mano, en una mesa o encimera bien limpia y seca. Añadimos la sal, la levadura y el agua y comenzamos el amasado.
Si lo hacéis a mano, es preferible que mezcléis todos los ingredientes en un bol, y lo paséis a la mesa cuando ya haya cogido forma, porque de lo contrario, hay que ir añadiendo el agua muy poco a poco.
Después de cinco minutos de amasado, tendremos ya nuestra bola hecha, con una textura que se pegará muy poco a las manos. Si veis que se pega demasiado, vais espolvoreando harina sobre ella, hasta conseguir dominarla.
Reservaremos la bola de masa en un bol durante una hora aproximadamente, hasta que duplique su volumen.

Se puede añadir el aceite al principio, pero entonces, le cuesta mucho más subir a la masa, de manera que yo lo añado en el segundo amasado.
Una vez haya fermentado, volvemos a coger la bola, añadimos poco a poco el aceite y amasamos muy bien para que suelte todo el aire.
Y ya tenemos nuestra masa de pizza lista para estirar.

La cantidad que sale es como para tres o cuatro pizzas del tamaño de un plato grande.


 Podéis usar, como yo he hecho, la referencia del plato, o directamente hacerla rectangular, a la medida de la bandeja del horno, si es para más personas.
La masa que nos sobre la podemos estirar también, enrollarla en un papel de horno, y congelarla así para usar en otra ocasión.
Es muy importante que la masa esté muy fina, porque luego va a subir un poquito en el horno. No debemos hornear mucho tiempo, porque de lo contrario, nos quedaría demasiado crujiente.


No puedo decir los minutos que hay que tenerla en el horno, porque nunca he sido capaz de mirarlo. Lo que sí es importante es poner el horno fuerte, a 240º. Prefiero fiarme de las pruebas visibles que del tiempo, así que, cuando veo que el borde empieza a tomar algo de color, abro la puerta, miro por debajo, y apenas tiene lo más mínimo de tono, ya está. Es mejor quedarse corto que pasarse.
El resultado es espectacular. Si la acompañamos de una sopa o crema de verduras, o una ensalada, es un plato de lo más completo, y una opción estupenda para una cena.
Probad... y veréis.


Gallinas!!!

Las gallinas han sido mi debilidad desde siempre. Reconozco que son animales bastante independientes, y a veces no ofrecen todo el cariño que uno necesitaría... pero uno no puede controlar sus impulsos, y a mi me tiran las gallinas.
Evidentemente, no podía poner un gallinero en un piso, aunque ya de pequeña intenté varias veces criar pollitos, pero se me morían. Yo no sé para qué demonios los pintan de colores. Yo no quería un pollo rosa muerto, quería un pollo amarillo vivo.
El caso es que, llegar al campo, y empezar a fantasear con la idea de tener mis propias gallinitas, fue todo uno. Y llegaron las primeras. Cinco pollitas hermosas, que aunque aún no ponían huevos, estaban a punto de empezar.





Les preparé el corral con todo lo que ellas podían necesitar. Un ponedero bien mullidito, para que estuvieran bien calentitas y a gusto para poner huevos. Se hicieron esperar, casi un mes más, pero al final, arrancaron a poner, y me llenaban la cestita todos los días.
Los huevos de gallina campera no tienen nada que ver con los que se compran en el supermercado. La yema es de un color mucho más intenso, del amarillo al naranja, según la alimentación que se les dé. Y la textura también es diferente, como más densa. En cuanto a sabor, ya es otra historia... Siempre fui una "ovoadicta", pero desde que probé estos huevos, aún lo soy más.
Las gallinas, como todos los animales, se comportan según a lo que estén acostumbradas. Son asustadizas, por lo que me costó bastante acercarme a ellas al principio, pero en pocos días ya había conseguido que se dejasen acariciar, y en menos de un mes, ellas mismas venían a mí, y se agachaban para que les diese sus buenos días. Hay que tener paciencia, pero al final terminan dejándose coger en brazos y todo.
Mi siguiente expectativa era conseguir que mis gallinitas se pusieran a incubar, y poder seguir de cerca el proceso. Soñaba con poder tener pollitos nuevos, nacidos de los huevos que ellas ponían, pero poco más tarde me enteré de que mi sueño iba a ser difícil de alcanzar. El primer inconveniente era que no tenía gallo. Nunca va a salir un pollito de un huevo de una gallina que no ha sido pisada. Eso ya lo sabía yo de antes...
La buena noticia era que mi suegra sí tenía gallo, y sus gallinas ponían huevos pisados.
Me informaron de que a las gallinas no les importa mucho si son o no suyos los huevos que incuban. O sea, que mi esperanza volvió a ponerse en verde.
A base de preguntar e indagar sobre el tema, me enteré de que las gallinas no incuban a lo loco. Tienen un tiempo específico para ponerse cluecas, que suele ser en los meses de primavera, y algunas veces, en verano.
Pensé entonces que la primavera traería consigo la realización de mis deseos de tener pollitos, pero una vez más, recibí un sartenazo emocional. Resulta que hay un montón de razas de gallinas, y las ponedoras, que son las que yo tengo, no sirven para sacar pollitos. Vamos, que la posibilidad de que una se pusiera clueca, era la misma que la de que me tocase el gordo de la primitiva.
Dejé aparcada la idea de criar pollitos, al menos por el momento, hasta poder tener una gallina que sí valiese para incubar.
Hasta que un día, en pleno mes de agosto, llegué al gallinero y me encontré esto:


Una de mis gallinas ponedoras se había puesto clueca. Busqué en internet y en todas partes decía que las ponedoras no incuban. Pero la mía estaba incubando. Tuve que pedir huevos pisados, para sustituirlos por los que había elegido ella para incubar, cosa que no fue fácil. La gallina no estaba para bromas. Tocarle los huevos y freirte a picotazos era todo uno. Pero al final, entre unos cuantos, conseguimos darle el cambiazo.

El periodo de incubación de la gallina dura exactamente veintiún días. La gallina se coloca sobre los huevos, y se queda quieta. Apenas se levanta unos minutos para comer, beber agua, y hacer sus necesidades, y vuelve a ponerse sobre ellos, para evitar que se enfríen. La temperatura de su cuerpo aumenta, y su actividad baja. Poco a poco, se va viendo como merma la cresta, e incluso el volumen del propio animal. Su dedicación es exclusiva a conseguir sacar con vida al máximo número de pollitos.
Es importante que la gallina se encuentre tranquila y apartada del resto. Las demás pueden interferir en el proceso, llegando en ocasiones a picotearla, o subirse encima para poner sus propios huevos, al estar acostumbradas al sitio de siempre.
Separamos a la clueca en un corral aparte, pusimos pienso y agua para ella muy cerquita de donde estaba incubando, para que no tuviese que levantarse para comer. Y cada día, íbamos a visitarla, para ver cómo estaba. Hay veces que se les pasa la fiebre y abandonan los huevos, pero si esto no ha ocurrido en los primeros días, suelen continuar hasta el final.
Cuando llegó el día veintiuno yo estaba como un flan. Fui al gallinero, pensando que a lo mejor no era tan exacto el día en el que nacerían los pollitos, pero mi sorpresa fue encontrarme ya tres piquitos asomando por debajo de la clueca.
Eran tres pollillos preciosos, muy pequeñitos. Y uno de cada color. Había uno completamente blanco, otro totalmente negro, y uno marrón.
Busqué en mil páginas de internet, cómo se podía averiguar el sexo que tenían, pero en ninguna pude obtener nada claro.
Leí que había pruebas caseras para intentar averiguarlo, como por ejemplo, mirarles las alitas al trasluz, y comprobar si tenían una fila de plumas más corta que otra. Otra prueba, un tanto salvaje para mi gusto, era cogerlos del pico y dejarlos colgando. Si pataleaban decía que eran hembras. Claro...
No estuve segura de ninguna de esas pruebas. Pasaron los meses y de pronto, de  un día para otro, encontré un gallo en mi corral.

Un gallo blanco, hermoso, que ya empezaba a entonar su famoso "kikiriki". Me pareció increíble ver el cambio tan impresionante y tan rápido. Las otras dos, menos espigadas, más voluminosas, y mucho más parecidas a las que ya tenía. Eran gallinas.

Las gallinas pueden llegar a poner hasta un huevo diario. Hay épocas, como el otoño y el invierno, en las que la producción disminuye bastante, llegando a ser de menos de la mitad. Pero en el caso de gallinas jóvenes, sanas y bien alimentadas, es un placer comprobar que todas ponen casi a diario.

Me regalaron tres gallinitas inglesas. Esas sí son muy propensas a ponerse cluecas. Son mucho más pequeñas que las ponedoras, y también, al menos las mías, mucho más desconfiadas. Los huevos que ponen son casi la mitad de pequeños, y de una forma muy alargada, pero igualmente sabrosos. Ellas también criaron sus pollitos al año siguiente.


En cuanto a la alimentación de mis gallinas, les suelo dar pienso especial para ponedoras. Pero eso no es lo único que ellas comen. Les encanta cuando llego y empiezo a esparcir granos enteros de maíz y trigo por el suelo del patio que tienen en el gallinero. Es muy bueno hacerlo así, por varios motivos. El primero, es que las gallinas se tienen que mover para buscar los granos, cosa que es muy beneficiosa para su estado de salud, y la calidad de los huevos que ponen, el segundo, que las gallinas deben comer directamente del suelo, porque en la tierra hay muchos minerales que ellas aprovechan para su desarrollo. Además, los granos enteros les sirven para ayudar a triturar el alimento en el estómago. El maíz, y sobre todo el trigo, aportan a la yema su característico color amarillo, y le dan un sabor inigualable.
Es bueno que las gallinas tengan también una zona verde por donde moverse. Les gusta escarbar entre las hierbas, picotearlas, y buscar bichitos en el suelo, que también les sirven de alimento.
Y además, son excelentes para reciclar. Todas las cáscaras de verdura, las cabezas de los pimientos, los culos de tomate, y el pan duro, los aparto a diario para llevárselos a ellas.
El pan duro remojado es su plato favorito, y si además, se le mezcla un poco de pienso, ya se vuelven locas.
A esa mezcla le llaman afrecho por aquí. En el diccionario aparece esta palabra haciendo referencia a la harina que resulta de las cáscaras del cereal molido, pero aquí, el afrecho es pan mojado mezclado con pienso...
Una cosa que me ha llamado la atención es el color de los huevos. Nunca hasta ahora supe por qué había huevos blancos y huevos morenos. A lo mejor resulta que soy la única que no sabía eso, pero bueno, por si alguien no lo sabe... las gallinas blancas ponen huevos blancos, y las gallinas marrones ponen los huevos morenos. Ahora, ¿De qué color son los huevos de las gallinas negras? Pues no son marrones, como casi todo el mundo puede pensar. Son casi blancos. De un color beige grisáceo, muy clarito.

Otra cosa bastante interesante acerca de los huevos de las gallinas camperas, es que es muy poco probable que puedan tener salmonella. Esto es, porque cuando están en jaulas, tienen un espacio tan reducido, que los huevos terminan mojados y cubiertos de heces. De este modo, es mucho más fácil que se contaminen con la bacteria. En cambio, si los animales están sueltos, es menos probable que hagan sus necesidades en los espacios destinados a poner sus huevos. Un huevo mojado hace que la cáscara se vuelva permeable y deje paso a cualquier tipo de bacteria, por eso, es aconsejable no lavarlos hasta el mismo momento en que se vayan a consumir, y conservarlos retirados de cualquier fuente de humedad.

No diréis que no es apasionante el mundo de las gallinas... y lo que me queda por aprender de ellas.