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miércoles, 23 de noviembre de 2022

Rebrotes.

 Como era de esperar, esta nueva etapa ha comenzado también con experimentos. No sería yo, si no intentara hacer algo diferente todos los días. 

Cierto es, que la mayoría de las chorradas que se me ocurren, salen mal. También es verdad, que muchas de esas chorradas no se me ocurren a mí, sino que las veo por ahí en algún video de esos que circulan por internet, y que tienen bastante parte de fantasía. Pero disfruto tanto de empezar a hacer una prueba de lo que sea, que merece la pena el tiempo, el esfuerzo, el dinero e incluso el chasco final.

Hace años ya empecé a ver muchos vídeos en los que la gente ponía trozos de verduras y hortalizas en agua, concretamente la base, esa parte que se le corta y se desecha, que es justamente la zona por la que la planta ha tenido contacto con la tierra, donde ha estado la raíz. En los vídeos se ve, en modo ultrarrápido, como el culillo de una lechuga, de un apio o de una zanahoria, empieza a rebrotar al contacto con el agua, en pocos días, dando lugar, una vez puesto en tierra y esperado el tiempo reglamentario, a una nueva cosecha de esa misma planta. 

Lo he intentado muchas veces, y es verdad que rebrota, pero nunca he tenido paciencia para esperar hasta el final. Con las cebollas, casi lo consigo, pero siempre termino arrancándolas antes de tiempo, seguramente porque las siembro en la época que no es, empiezan a  echar flores, me pongo nerviosa y las saco. Y, por lo que he visto, es verdad que sale una cebolla, pero las mías eran muy pequeñas. No sé si será por no haber esperado lo suficiente, por haberlas sembrado fuera de época, o porque la segunda generación a partir de un rebrote, puede que sea de peor calidad o menor tamaño. En cualquier caso, estoy dispuesta a comprobar eso, y a compartirlo aquí, para disipar dudas.

Este año, el invierno se ha presentado de golpe, como pasa casi siempre. La zanahoria es una planta que se puede cultivar todo el año, pero hay que tener cuidado de no poner las semillas en los meses más fríos del año, porque éstas necesitan al menos cinco grados de temperatura para germinar. 

Dadas las circunstancias, ya no es tiempo de plantar zanahoria de semilla, así que voy a probar con los rebrotes. No hay nada que perder, pero ganamos una experiencia. 

El mayor problema de este modelo de cultivo es que, al estar las plantitas en agua hasta que empiezan a echar los primeros tallos, muchas se terminan pudriendo. Estoy intentando controlarles la humedad, de manera que no estén nunca demasiado encharcadas. Lo ideal es colocarlas en una bandeja plana, con muy poquita agua y dejar casi que se queden secas antes de volver a mojarlas.

Espero poner las fotos del proceso y disfrutarlo, esta vez hasta el final. Y, por supuesto, lo celebraremos con mi super receta de crema de zanahoria. 



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